Corregir es errar una y otra vez, y el error es finalmente el estilo. Creo con fervor que un texto al que no le sobra nada, es porque le está faltando algo. Se me podrá decir que hay poemas y cuentos a los que no les sobra ni una coma, y yo diré que sí le sobran, sólo que de manera brillante. Por otra parte, lo que le sobra a un cuento de Carver es Carver, lo que le sobra a un poema de Pizarnik es Pizarnik, lo que le sobra a una novela de Onetti es Onetti. El problema es cuando se corrige no para llegar al más perfecto perfil de nuestro errar, sino para, algunos talleres literarios y todas las escuelas de Letras de por medio, ser correctos. Escribir es la bifurcación, el camino hacia el castillo del vampiro o la casona de la familia caníbal que tomaremos mientras el espectador que somos se dice a sí mismo, “¿pero no se da cuenta que para ese lado los van a matar?”.
Ricardo Romero