jueves, 25 de febrero de 2010

Cuando hablábamos con los muertos

Mariana Enríquez escribe un cuento de terror que va como piña de karateka...

miércoles, 24 de febrero de 2010

Memo

No olvidarse que existen los trabajos prácticos...

viernes, 19 de febrero de 2010

Se extraña a estos muchachos...

Pequeña orquesta reincidentes - El egoista

martes, 16 de febrero de 2010

Y así fue como empezó todo esto...


Estaba sentado en el jardín, escuchando una música alegre y comercial, cuando me dije: “quiero escribir una puta historia de amor”. Así que busqué una botella de cerveza, prendí un cigarrillo y me puse a recordar: pasé memoria por todas las historias de mis amigos, mis abuelos, mis viejos, hice lista franca de las dos o tres historias de mi vida. Como ninguna me cerraba, comencé a entremezclar anécdotas, lo que se dice imaginar, lo que debería estar haciendo si quiero escribir una buena historia de amor. No hubo caso. Escribir sobre el amor es dificilísimo. Entonces salí a caminar, porque creo profundamente que el movimiento activa ese otro movimiento mental, que se piensa y se siente mejor si uno no se queda quieto. Di vueltas unos cuarenta minutos. Antes de llegar me repetí de nuevo: contar una historia de amor es dificilísimo. Y así fue como empezó todo esto…


domingo, 14 de febrero de 2010

Surprise

Que el bloody día de San Valento venga con musiquitas tóxicas de los Joy Division y lindas sorpresas de los chicos de Eterna Cadencia...

sábado, 13 de febrero de 2010

Kerouac

jueves, 11 de febrero de 2010

Compañero de aventuras



miércoles, 10 de febrero de 2010

La edad del inspector Stansfield

Me levanté muy temprano el otro día;
me calcé unas pantuflas y le abrí
la puerta al perro. La casa estaba oscura
y la empecé a recorrer
usando una camisa vieja; me encontré
con un reflejo mío en el espejo
y me dije: "Parezco
un viejo decrepito". Pero decidí
quedarme con la ropa que tenía puesta;
hace unos años me la hubiera cambiado,
pero ahora me la dejé.

Gary Oldman dixit, en la revista dominical de Clarín.

martes, 9 de febrero de 2010

Cheever

La foto que sacó Walter Evans a la habitación donde vivía y escribía John Cheever. El 633 de Hudson Street en el bajo Manhattan. Tres dolares a la semana, cuarto piso, año 1934. Los otros inquilinos eran marineros, trabajadores del puerto y prostitutas. Nunca comprendieron del todo a qué se dedicaba ese hombre de traje gris y camisa azul. La única ventana daba a ninguna parte y Cheever se ganaba la vida resumiendo allí novelas para los guionistas de la MGM. La foto en sí es tan deprimente y vacía - y al mismo tiempo tan llena de posibilidades- como solo puede serlo la prehistoria de un gran escritor. Años más tarde, en Iowa - cuenta Scott Donaldson en la biografía que le dedicó- Cheever desarrolló un programa que presentó con cierto nerviosismo a sus estudiantes durante su primera clase en el Workshop. Pidió a sus alumnos que, para empezar, llevaran un detallado diario de una semana de sus vidas: ropas , sueños, sentimientos y orgasmos. El segundo paso consistía en la escritura de un cuento donde siete personas o paisajes diferentes, que aparentemente no tuvieran nada que ver entre sí, se encontraran profundamente unidos por amor a una trama imposible de esquivar. La tercera etapa - y ésta era su parte favorita- ordenaba redactar una carta de amor como si estuviera escrita en un cuarto de un edificio en llamas...

En Trabajos manuales de Rodrigo Fresán.

domingo, 7 de febrero de 2010

Umbilical brothers

jueves, 4 de febrero de 2010

Lecturin

Bordeline

Mientras Bajo este sol tremendo sigue en mi lista de deudas literarias del 2009, descubrí el blo de Carlos Busqued: www. borderlinecarlito.blogspot.com