lunes, 9 de agosto de 2010

Ser o no dealer

Las cosas no son fáciles en el sendero de la droga, esa noche salí con la cara tajeada con un cutter de abrir paquetes de coca. Sólo dos cortes profundos, uno en cada mejilla que me desfiguraron, pero fueron "trazados por un experto pa que me reconozcan". Y me hice conocido.
Me abrieron la cara como a una milanesa de soja rellena con queso. El metal frío calentándose con mi propia sangre, ardiente, el corte rústico.
Me dejaron la cara redonda como una lechuza. Y cuando me drogo, los ojos se me redondean como una lechuza. "Ahí anda Cara de Lechuza" me dicen cuando me ven sacado.

Washington Cucurto, El señor cara de lechuza

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