jueves, 26 de febrero de 2009

Elogio del errar


Corregir es errar una y otra vez, y el error es finalmente el estilo. Creo con fervor que un texto al que no le sobra nada, es porque le está faltando algo. Se me podrá decir que hay poemas y cuentos a los que no les sobra ni una coma, y yo diré que sí le sobran, sólo que de manera brillante. Por otra parte, lo que le sobra a un cuento de Carver es Carver, lo que le sobra a un poema de Pizarnik es Pizarnik, lo que le sobra a una novela de Onetti es Onetti. El problema es cuando se corrige no para llegar al más perfecto perfil de nuestro errar, sino para, algunos talleres literarios y todas las escuelas de Letras de por medio, ser correctos. Escribir es la bifurcación, el camino hacia el castillo del vampiro o la casona de la familia caníbal que tomaremos mientras el espectador que somos se dice a sí mismo, “¿pero no se da cuenta que para ese lado los van a matar?”.


Ricardo Romero

miércoles, 25 de febrero de 2009

Demasiados luchadores



En realidad es imposible que me suceda lo de Casas sencillamente porque voy solari al cine. Y cuando no, me da lo mismo que vemos o dejamos ver. La última peli (a la que realmente le quería hincar el diente) a la que fui onda cita fue Los infiltrados, esa movie medio pelo por la cual le dieron el oscar a Scorcece. Ah, perdón, otra con Di Caprio (ajá, lo banco a muerte) una de esas que transcurren en Medio Oriente, dirigida por Ridley Scott: el filme se salva raspando solo por algunas escenas donde se nota la terrible muñeca del director de Blade Runner. Pero en fin, de la misma manera en que zafo de esa tensión interior que no para de preguntarse si el otro disfruta o no disfruta (que en cambio, como a todo buen obsesivo, si me persigue en todo momento: morfi, drinks, sexo) también se me escapa la típica charlita out cinema. Eso la verdad que se extraña. Por eso me siento a escribir. Por eso voy caminando por Haedo como si escribiera una carta para nadie, aunque paremos la moto, no es para nadie, para mi o para vos o quien sea. A todo esto, en general tengo buena vibra con esto del cine: pocas veces me comí un bodrio. Algo me llega y ahí rumbeamos. Y algo me había llegado con Mickey. Además de que este tipo Darren Araf-no se cuanto venía de un desastre bárbaro con The Fountain. Y tenía que levantar cabeza. Con El Luchador creo que alcanza su madurez creativa. La peli, como me dijo una vez Hernán -“la gente ama los regresos”- tiene un poquito de esa onda. Pero si adoras a los perdedores, si sentís que siempre hay un resguardo que se termina por acabar, algo así como el revés ficticio de la realidad, si te copa una buena historia chiquitita, te va a encantar. Leí en algún lado que la escena más difícil de todas fue las supermarket (en inglés suena más bajón todavía), justamente por que Mickey Rourke pasó años de su vida laburando en uno de esos atolladeros del desastre humano. Esa escena es el crack, el momento en que la atmósfera laboral se revienta ante el quilombo interior. Esa escena es terrible. Una de tantas. Por que, si bien Darren no te aniquila con golpes bajos (como hace en Réquiem para un sueño) tampoco tiene misericordia. Te cuenta lo que tiene que contarte, de la manera exacta, con una cámara que por momentos te da la sensación de estar viendo un documental.




Lo que también es genial es la lupa por esa cosita pasmosa que es el catch clase B en yanquilandia, nada de esa mierda que pasan los domingos a la tarde por Sony. Creo que la historia se basa en la biografía de un famoso luchador ochentoso que jamás pudo salir del alcohol y la merca. No importa, voy a decir algo obvio: Ram, el luchador de la peli, es y no puede ser otro que Mickey Rourke (y nadie pudo haber elegido mejor el momento en que suena Sweet child O mine) Y esta lectura no ocurre in situ, puede ocurrir antes o después, nunca durante. También leí que el fucking mainstream yanqui no le quería dar fondos al proyecto sabiendo quién iba a ser el actor principal. Entonces se barajó la posibilidad de que Nicolas Cage interpretara a Ram. Hubiese sido un desastre, es más, creo que el proyecto hubiera quedado en eso: proyecto. Era Mickey o nada, quien aparece cerca del 99 % del film. Y creo que hay algo de ese orden que traza un nexo conmigo, algo relacionado con la actuación, lo que hace que toda relación con una actriz me estimule, lo que hace que me sienta fascinado ante estas maravillosas performers de un actor. Puede que algo intimo. No lo sé. Pienso otra cosa, mientras decido si tomarme un vino o ponerme a escribir un cuento (o ambas cosas): Bruce Springsteen es un enorme compositor. Su voz cascada me llega mucho. Me sucedió con La hora 25 y esta vez con El luchador, cuando todo se ilumina y la gente comienza a abandonar la sala del cine, cuando pensas si estará o no lloviendo, ir caminando o esperar el bondi en la parada de la estación.


lunes, 23 de febrero de 2009

Biografías

Los suicidas, qué raro, trabajan
siempre, viven, en las biografías
hasta el final: como si no fueran a
hacerlo, como si a ellos también
sorprendiera el desear, de pronto,
la muerte.

“Hizo esto y aquello; trabajó,
tuvo el hijo y después, en los ’70,
se suicidó”, dice la biografía.

Un hueco de escalera, un arma
inoportuna, el tren raudo, las mujeres,
su veneno, la asfixia, las arterias
descuidadas.

Los suicidas, pero qué raro, hasta el
último momento como si los
sorprendiera haciendo cosas, la muerte,
como quien intenta.

Es el relato que propicia esos
efectos, que estupidiza, simplifica
la absurda confusión de cada vida
suicidada que pasa, como de
repente, a la parte baja de un tren


Celia Eraso

Y un día saltó sobre nuestros corazones...

sábado, 21 de febrero de 2009

Anunciar que aqui todo se diseña


Estaría bueno ¿no? Aceptar la sensación de querer siempre más y no maltratarse por eso. Fintear la resignación, clic, es hora, quiero esto, nada mas, tal vez Pound se equivoque y la emoción no sea lo único que perdura. Anticiparse también funciona, entre otras cosas, apretar enter hasta que la página del Word quede completamente en blanco, que desaparezca el nexo con los días pasados. Escuchar a George. Leer un libro de cuentos de Capote. Ir, un día de estos, a una adivina o tarotista o lo que sea (si conocés, recomendá) Pensar que el día es ideal: sábado, lluvia, cine. Además febrero: tomarme el 172 hasta Ramos y de ahí caminar hasta el cine de Haedo. Sacar una entrada (que te miren, onda: “¿pero venís solari al cine?”)

Antes hablaba de anticiparme, sé que hay algo en este Mickey Rourke cincuentón, con calcitas verdes y audífonos, que me va a romper el alma:




martes, 17 de febrero de 2009

Ideas


Porque confundo el bondi que me tomo hace casi cuatro años por otro del mismo color, porque al fin encontré un lindo título para el cuento, porque descubro, una vez mas, que los reencuentros son mi materia pendiente, no puedo dejar de envidiar a estos dos hermosos.


lunes, 16 de febrero de 2009

Fragmentos

"Esperemos solo lo que tiene alguna posibilidad de alcanzarse. Reparemos algunas cosas. Un poco es mucho. Una cosa reparada puede cambiar otras mil"

John Berger

jueves, 12 de febrero de 2009

y los festejamos acá

Ya se acerca...

miércoles, 11 de febrero de 2009

An early thought

lunes, 9 de febrero de 2009

Estamos grandes


No es la paranoia de la inmadurez eterna pero intentar trepar la reja de una calesita un sábado a las seis de la mañana y que aparezca un cana diciendo “que hacen muchachos” es un poco, un poco… desubicado.


domingo, 8 de febrero de 2009

Aplaudir


Tres


Surtir la heladera,
poner sábanas limpias,
lavar los platos,
acomodar la mesa del comedor,
atender un llamado,
pasear a las perras,
enjuagar la bañera,
escribir una nota que diga:
no olvidar lo que te estás perdiendo.


Roxana Torres Neira

viernes, 6 de febrero de 2009

Chivex

Gracias a Luisa que nos dio una mano bárbara, ya tenemos online la page de nuestro negocio.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Saltar y seguir saltando

lunes, 2 de febrero de 2009

¿Es muy raro irte solo a la playa durante 10 días y pasarla bomba?


Mirá, lo que mata es la abstinencia: se acabo el mar, los pinos, salir a caminar en ojotas y con campera, el vermouth de las ocho y media, las reposeras, la cerveza y el faso hasta las cuatro de la mañana, las gallegas haciendo toppless en la casa de al lado, leer, después del almuerzo, a Aira debajo del nogal, la pizza a la parrilla con demasiado picante. Eso. Se acabo.


Saltar

domingo, 1 de febrero de 2009

Grrrrrr


Ayer salí en remera y me cagué de frío toda la noche. Terminamos en un bar chetísimo y encima casi la hago llorar. Hoy, cenando sanguches de pan lactal (queso y tomate) a las ocho y media, viendo por quinta vez “Alta fidelidad”.