El Graf Spee yace a treinta metros de
profundidad.
Ya nadie se acuerda de él.
Ni siquiera los hombres-rana
que bajaron a explorar sus entrañas.
Pero hasta los hombres-rana
salen a comer al mediodía.
Y a veces, para comer,
sólo se quitan las antiparras y los tubos de
oxígeno.
Todavía hay gente que se asombra viendo
comer a esos hombres...
con patas de rana.
De La gran salina, Ricardo Zelarayán
2 comentarios:
"Frente a la eternidad, nada es importante. Miralo a Zelarayán: para mí es un escritor tan grande como Joyce, que me cambió la forma de ver el mundo, y ahora es un viejo que está comiendo yogurt en un asilo y ni se acuerda quién es" - Fabián Casas (en la última Los Inrockuptibles).
A mi me pasa que lo estoy leyendo con el peso de Casas, es más, me encuentro pensando "es obvio que tomó esta cosa de acá, obvio". Martín, leyendo lo que me dejás acá, que facilidad que tiene para clavarla siempre en el ángulo, está más alla de los géneros el tipo... zarpado!
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