
miércoles, 27 de agosto de 2008
Cortázar

domingo, 24 de agosto de 2008
Escenarios cotidianos

De nuevo, como aquella vez en que descubrí el cuadernito con sus poemas en el altillo, me siento fascinado con las fotos que sacó mi viejo hace ya casi veinte años. Si existe una sensibilidad que caracteriza a cada época y siguiendo esta línea, cambios y variaciones de lo sensible, lo mismo debería suceder (y podría estudiarse) con la historia de cada persona. Como dije antes, mi viejo escribió algunos poemas en su juventud, se dedicó algunos años a la pintura (hasta estuvo muy cerca de exponer) y después, en algún punto después de los treinta, aparecen estas fotitos: la mayoría de mi madre, otras mías, el campo, mi abuela. Pero hay cierta estética en ellas, un encuadre, una luz que quizá solo yo puedo ver, como si en algún momento mi viejo hubiese descubierto que en la fotografía estaba el perfecto soporte para expresarse a si mismo. Poemas. Pintura. Fotos. De la palabra a la imagen. De la poesía más abstracta al realismo minimalista de mi abuelo Toni haciendo un asado en su vieja casa de Flores. El Torino hermoso de mi padrino al atardecer. El bar en Rafael Castillo. La mujer que, acá arriba, se acerca desde la orilla del mar.
viernes, 22 de agosto de 2008
La invención de lo estático

Desde el principio, el cuento "Tigre", acá
jueves, 21 de agosto de 2008
Ramones II
Ayer escuche en la radio que Bono iba a grabar con los Ramones. Ahora: ¿no se murieron todos los Ramones menos el batero? El último rumor que escuché es que el último Ramone (pongamos que se llama Tommy) se casó con una argentina y vive tranquilamente en un sucucho de Lomas de Zamora. Que tiene una banda de punk-rock, aflojó con la merca y una vez por mes toca en barcitos de mala muerte por la zona sur del conurbano. No se si será cierto.
viernes, 15 de agosto de 2008
Ciclos
Se abre un paisaje seco delante
una fronda de nuez
abierta
las piernas adormecidas, ovillo
sobre el cordón
dame el peor que tengas
vino Bowen
sobre tu mano
a cambio de dos moneditas
nuestra vida que pasa
todo el rancio maizal.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Esto lo dijo Albertina Carri
"No me gusta sacar fotos en esos momentos tan importantes porque la fotografía siempre hace trampa. Porque simula retratar el instante como el instante es. Y el instante en general es tanto o más intenso que esa foto quieta, tan quieta. No me gusta sacar fotos, suelo decir en las fiestas de cumpleaños en el momento de apagar las velitas, y todos me miran con cierto desconcierto como si por ser directora de cine me debiera gustar congelar las cosas en un segundo. No, definitivamente los cuerpos inanimados me dan miedo, las vacas muertas me asustan y las cosas cuando se quedan quietas me ponen triste"
lunes, 11 de agosto de 2008
Barrilete

Cuando estudiaba cine me explicaron que había un director (¿Antonioni?) que en sus películas trabajaba constantemente con el fuera de campo. La película siempre parecía resaltar lo que no estaba ahí, o le daba una funcionalidad extrema a lo no figurado, o a lo que no se cuenta, que por no contarse no deja de existir, como sucede en los relatos de Hemingway. Hoy, que volví a ver esta foto, pude comprender (sentir) realmente todo este asunto de Antonioni.
sábado, 9 de agosto de 2008
miércoles, 6 de agosto de 2008
Sobre un japonés muerto hace 80 años: Ryunosuke Akutagawa

Acabo de terminar de leer Vida de un loco de Ryunosuke Akutagawa. El libro es una compilación que se compone de tres o cuatro partes: “El biombo del infierno” (nouvelle), “Los engranajes” (relatos mas o menos autobiográficos) y “Vida de un loco” (suerte de apuntes y visiones narradas en tercera persona) Al final una carta de despedida de Ryunosuke que prefigura su inminente suicidio a los 35 años. El joven sabio de Akutagawa entremezcla dos vertientes que en el Japón de principios del siglo veinte confluyen: por un lado la tradición oriental, que en “El biombo del infierno” toma su matriz más trágica, y por el otro el proceso de despersonalización y angustia que promueve el mecanismo capitalista. “Vida de un loco” es clarísimo en ese sentido: los primeros apuntes (cotidianos) recuperan el tono visual de la estética oriental y, a medida que avanza (el libro y la vida del japonés) la fragmentación del yo, la incapacidad deseante y la muerte van copando la parada. No hay deseo en el transcurrir diario, solo trabajo o lecturas múltiples: estas recuperan la tradición occidental: Strindberg, Swift, Rousseau, etc. El diario en tercera persona produce un efecto curioso: una lejanía auto-impuesta que quizá le producía una suerte de placer macabro o de distanciamiento a Ryunosuke (también al lector) por otro lado una sobreexposición de los sentidos que deja cierto gusto a nada. Akutagawa es el poeta maldito japonés: sometido en sus últimos años a la idea del suicidio, con una madre que muere loca cuando el escritor contaba siete años y un padre que lo da en adopción. Akutagawa es insomne, psicótico, melancólicamente delirante:
“Babeaba. Su cabeza solo tenía claridad después de una dosis de ocho miligramos de Veronal. Y entonces, solo por media hora o una hora. En esta semioscuridad día a día vivía”
El dolor de Akutagawa es a su manera cosmopolita, no desde la perspectiva del exiliado sino de otro tipo de intromisión, si se quiere literaria e ideológica. Akutagawa es un puente elidido, el suicidio, como escribe, recupera su tradición genealógica: “no lo considero un pecado, como los occidentales” Quizá por esto mismo su visión es mas que interesante y dialécticamente opuesta al manso bovino zen:
“Nosotros, los humanos, por ser animales humanos, tenemos un miedo animal a la muerte. La así llamado vitalidad es solo otro nombre de la fuerza animal. Yo mismo soy un animal humano. Y parece que esta fuerza animal, se ha escurrido gradualmente de mi sistema, a juzgar por el hecho de que tengo tan poco apetito por la comida y las mujeres. El mundo en el que vivo es el de los nervios enfermos, lúcido como el hielo. Esta muerte voluntaria debe darnos paz, sino felicidad. Ahora que estoy listo, la naturaleza me resulta mas bella que nunca, por paradójico que parezca..."