miércoles, 6 de agosto de 2008

Sobre un japonés muerto hace 80 años: Ryunosuke Akutagawa


Acabo de terminar de leer Vida de un loco de Ryunosuke Akutagawa. El libro es una compilación que se compone de tres o cuatro partes: “El biombo del infierno” (nouvelle), “Los engranajes” (relatos mas o menos autobiográficos) y “Vida de un loco” (suerte de apuntes y visiones narradas en tercera persona) Al final una carta de despedida de Ryunosuke que prefigura su inminente suicidio a los 35 años. El joven sabio de Akutagawa entremezcla dos vertientes que en el Japón de principios del siglo veinte confluyen: por un lado la tradición oriental, que en “El biombo del infierno” toma su matriz más trágica, y por el otro el proceso de despersonalización y angustia que promueve el mecanismo capitalista. “Vida de un loco” es clarísimo en ese sentido: los primeros apuntes (cotidianos) recuperan el tono visual de la estética oriental y, a medida que avanza (el libro y la vida del japonés) la fragmentación del yo, la incapacidad deseante y la muerte van copando la parada. No hay deseo en el transcurrir diario, solo trabajo o lecturas múltiples: estas recuperan la tradición occidental: Strindberg, Swift, Rousseau, etc. El diario en tercera persona produce un efecto curioso: una lejanía auto-impuesta que quizá le producía una suerte de placer macabro o de distanciamiento a Ryunosuke (también al lector) por otro lado una sobreexposición de los sentidos que deja cierto gusto a nada. Akutagawa es el poeta maldito japonés: sometido en sus últimos años a la idea del suicidio, con una madre que muere loca cuando el escritor contaba siete años y un padre que lo da en adopción. Akutagawa es insomne, psicótico, melancólicamente delirante:


“Babeaba. Su cabeza solo tenía claridad después de una dosis de ocho miligramos de Veronal. Y entonces, solo por media hora o una hora. En esta semioscuridad día a día vivía”


El dolor de Akutagawa es a su manera cosmopolita, no desde la perspectiva del exiliado sino de otro tipo de intromisión, si se quiere literaria e ideológica. Akutagawa es un puente elidido, el suicidio, como escribe, recupera su tradición genealógica: “no lo considero un pecado, como los occidentales” Quizá por esto mismo su visión es mas que interesante y dialécticamente opuesta al manso bovino zen:


“Nosotros, los humanos, por ser animales humanos, tenemos un miedo animal a la muerte. La así llamado vitalidad es solo otro nombre de la fuerza animal. Yo mismo soy un animal humano. Y parece que esta fuerza animal, se ha escurrido gradualmente de mi sistema, a juzgar por el hecho de que tengo tan poco apetito por la comida y las mujeres. El mundo en el que vivo es el de los nervios enfermos, lúcido como el hielo. Esta muerte voluntaria debe darnos paz, sino felicidad. Ahora que estoy listo, la naturaleza me resulta mas bella que nunca, por paradójico que parezca..."

5 comentarios:

Santiago Maisonnave dijo...

Es cierto, algunos relatos de Akutagawa dejan un cierto gusto a nada. Así me pareció cuando los leía, y sin embargo se me quedaron pegados. Vuelvo a esos relatos, con cierta frecuencia, siempre desde el universo de las percepciones. Como si, a un nivel inconsciente, me hubiesen transmitido una forma de "sentir" el mundo, la vida, y esas cosas, bah... No leí "Vida de un loco", pero espero leerlo pronto.
Saludos.

Martín dijo...

Es que esa es una de las cosas que me impresionó de la estetica de Akutagawa, algo que parece común a los narradores orientales: la percepción visual. Creo que Akutagawa patina un poquito entre el Oriente y el Occidente tb. Yo ahora tengo muchas ganas de leer a Murakami, espero conseguirlo, o tener plata, como sea...

Abrazo trescaídas!

simalme dijo...

Qué maravilla, apunto a ver si encuentro algún libro de él. Y eso que al principio leí "Sinosuke" (Shin Chan).

Anónimo dijo...

Cuando se llega a ver un poquito más allá es muy, pero que muy difícil eludir la locura.
Akutagawa no estaba realmente loco, me parece. Creo que se asomaba demasiado

pamela dijo...

Ah mirá, yo lei a Kezamburo Oé y no es que me gusto mucho, al menos en esa ocasión me dio un poco de repulsión sus descripciones, aunque quizás ese era punto de toda la narración, bueno igual hay buenos exponentes de este raza de escritores, despues te paso unos poemas de un escritor oriental, (chino creo que era) que son una belleza, no tengo muchos porque se publicaron a modo de ejemplo de esta larga tesis sobre la escritura de estos seres de piel amarilla... o no me acuerdo capaz era el fragmento de una novelita... no me acuerdo... bueno pero si te interesa lo busco y te paso.
Bye =)