jueves, 8 de julio de 2010

Waiting, por Casas

Lo que hay que reconocerle a Maradona y a su equipo técnico (incluído el cerebro de Ruggeri) es el aporte táctico nunca visto de jugar sin mediocampo. Es decir, lograr el efecto gravitacional de hacer desaparecer a los jugadores del medio y tratar de no jugar con laterales que marquen y ataquen. Algo así como pasar al fútbol el Experimento Filadelfia que practicó en secreto el ejército de los Estados Unidos cuando se puso a jugar con la antimateria.