domingo, 4 de mayo de 2008

Revelación

Aparecés así
en el trance de una noche cualquiera
diciendo que extrañabas el pasto
el trepar a los árboles
la humedad de un aliento de perro.

Venís y te adueñás de las cosas
como si tu ausencia no hubiera existido:
retozás en la tierra
en el aire
en el tiempo.

Todo te pertenece
decís
por cortesía de tragedia.

La memoria de los ojos
atraganta el misterio.
Y yo no sé si contarte
que tu muerte es una casa de horneros
sobre el nogal de un campo en venta.

Melina Cavalieri

1 comentario:

carlos dijo...

Una lectura complicada...