Dejame entrar de Tomas Alfredson.
domingo, 28 de marzo de 2010
Cine
Dejame entrar de Tomas Alfredson.
viernes, 26 de marzo de 2010
Preludio de un teatro: El Macrismo y la situación del Colón
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
miércoles, 24 de marzo de 2010
1980
Y después, te mataron. Te ibas volviendo cada vez más hondo para entonces, más alegre y humano. Sigo pensando, hace años que lo pienso - ¿cuatro? ¿cinco? - que era mejor que te mandaran a Roma a vos. Ahora estarías haciéndote de comer en tu casita, recordándolo al Moro, recordándome, lejos, cerca.
No me quiero morir en lugar tuyo, aunque a veces quisiera estar en tu lugar. Lo que pasa es que una vez me dijiste que ibas a vivir ochenta años, y yo te creí. Y todavía te creo.
Juan Gelman, Roma, 29-5-1980
lunes, 22 de marzo de 2010
Mundial
a la final del Mundial
aunque no me interese tanto
que salga campeona.
Lo que me interesa es saber
tener la certeza
de que estés donde estés
durante esas dos horas
de una tarde fría
de finales de junio
vas a estar mirando
lo mismo que yo.
Un poema que me encantó de Viajemos en subte a China, de Ignacio Molina.
miércoles, 17 de marzo de 2010
El capitan Manu

lunes, 15 de marzo de 2010
viernes, 12 de marzo de 2010
Me dijo, evidentemente por mi camisa psicodélica
- Vos te pareces a Enrique Iglesias...
Sin palabras.
jueves, 11 de marzo de 2010
Mariana Enriquez por Silvina Friera
miércoles, 10 de marzo de 2010
Para leerlo todas las mañanas
martes, 9 de marzo de 2010
Esas lindas movidas cordobesas

domingo, 7 de marzo de 2010
Espacio de publi
miércoles, 3 de marzo de 2010
Milagrito
Podríamos escribir sobre lo que sea pero nos negamos a ello. En cambio, buscamos algo que falta ser dicho. Algo que, sin saberlo, todos esperan oír alguna vez. No escribimos más que sobre la búsqueda de aquello ignoradamente esperado. Esa búsqueda no tiene dirección alguna, es necesariamente errática. Sólo queda dar testimonio de ella, ya que, es claro, no se ha encontrado aquello que la originó. Ahora bien, es lícito preguntarse por el sentido de escribir sobre la búsqueda malograda de algo desconocido. Nuestra respuesta es que no tenemos respuesta. Sólo cabe continuar, en tanto sea posible escribir acerca de algo, mientras algo exista que pueda ser referido. Creemos que buscar un sentido no tiene sentido. Nuestra búsqueda no persigue sentido alguno ni tampoco tiene un sentido intrínseco ella misma. Sólo busca algo que desconoce, con la única certeza, eso sí, de que ese algo existe.
martes, 2 de marzo de 2010
Pedazo de cuento
Pitu no paraba de contar lo bien que le hacía el aire de las Sierras, hasta llegó a decir que la rejuvenecía y Hernán supo que lo decía en serio. Por lo demás, solo emitía comentarios para que ella se quedara contenta, para que continuara hablando al tuntún. Estaban saliendo de Buenos Aires rumbo a San Agustín, los primeros días de marzo: Hernán, con catorce años, acompañaba a su abuela en las primeras vacaciones después de la muerte de Félix. Mirtha, la madre de Hernán, se les uniría unos días después. Las precauciones y los consejos habían sido muchos y repetidos: que no tome frío, que no la deje tomar, que se cuide, cuidado en la ruta, que la abuela no ande sola por ahí. La abuela, con la salvedad del alcohol, había recibido idénticos consejos en relación a la seguridad de Hernán. La noche del viaje estaba muy fría y para colmo habían prendido el aire. Hernán le dijo a su abuela Pitu que estaba cansado, entonces se colgó el mp3 y se puso a mirar por la ventanilla. Al rato se quedó dormido. Lo despertó la voz de su abuela:
– Para mi el ocio no es revolucionario, querida Julia…