Después de una semana en la costa, me despierto recién entrada la tarde con la imagen de mi último sueño: yo era Lucky, el personaje animalizado y sometido de la obra de Beckett. A priori no entreveo ningún paralelo con lo real, así que me quedo tirado, dando vueltas, pensando en el argumento de un cuento medio masoquista. Al levantarme descubro que la casa sigue siendo un despelote, todo huele a encierro, a humedad, hay una cucaracha muerta en el borde de la bañadera. Me pongo a ordenar mientras escucho un cede de Gal Costa. Mi vecino grita los goles de River, me importa un pito.
2 comentarios:
Brrr... eso de la cucaracha me dio escalofríos. Sin exagerar.
la gran pregunta es hace cuanto está patas para arriba, pero ya he limpiado, esa es la buena noticia!! Saludos Debi..
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