miércoles, 14 de noviembre de 2007

Despedidas

Y uno se despide en terminales
donde todo se rompe,
donde se barre de madrugada con esos largos escobillones
el aserrín de la tristeza,
donde hay máquinas gigantes
con motores de furiosos y negros caballos de fuerza
para partir en dos el mundo,
el cielo que amparó una convivencia,
para cortar raíces, cabos de sangre, amores,
para desenlazar almas rompiendo,
desgarrando los vínculos trazados por un tiempo
de nítida amistad bajo las nubes.
Todo con esa levedad del ómnibus
que deja atrás las estaciones,
el tráfico de pueblos o ciudades
que de a poco se atenúan en suburbios
a medida que se hunden los altos edificios
y crecen los jardines
hasta el primer caballo en un baldío,
las últimas esquinas,
y esas ruedas como unos soles muertos
que ya no se detienen,
la tierra aflora en surcos,
se ensancha el desamparo, la pobreza,
luego es la soledad de la llanura,
el campo abierto, ausente.
¿Y el que quedó detrás, en terminales,
inmóvil y con ese brazo en alto,
el siempre despeinado
por el viento de la eterna despedida?

Pedro Mairal

8 comentarios:

Musique* dijo...

Para partir y par-tir

Anónimo dijo...

Mejor es hacer silencio cuando me inunda la belleza...

marina k dijo...

qué bueno este poema, me hizo acordar a cuando salía con un neuquino y cada fin de semana terminaba en la terminal de una de las dos ciudades. Tremendo pero al mismo tiempo, tan clara despedida, era como llorar todo de pronto. Iba a poner que te ibas aliviado de esa situación pero no. Igual reapareció la imagen de la terminal como sensación de despedida condensada y es una buena imagen poética.

Mariana dijo...

si, ¿Qué pasa con el despeinado? Generalmente huimos de la tarminal. Espantoso edificio necesario.
Y si alguien se nos acerca y nos pregunta: "¿Sí, el colectivo de as 11 para Mendoza, de la empresa plusultra?", respondo:
No sé, solo se que se fue y lo hizo desaparece;, pero puedo decirle exactamente con hora, minutos y segundos, cuádo es que está de regreso.

Que lindo el poema! Siempre cosas lindas por acá.
Abrazo grande

Anónimo dijo...

me acordé de cuando llegué a la una de la mañana a la terminal de esquel, después de casi dos días de micro desde villa gesell. todos bajaban y se abrazaban con alguno y yo, que no habia podido comunicarme con mi familia, terminé pasando la noche en la casa de una vieja sorda.
Saludos,
T.

Martín dijo...

Tuviste una pequeña vida de terminales Marina. El poema me encanta y también hay algo en las terminales de omnibus que no se encuentra en aeropuertos o en estaciones de tren. Quizá esa tristeza sonámbula o un olor a despedida que anda vagando por todas partes. Me generan cosas. Idem los paradores en la ruta.

Mariana: y yo justo pensando en irme de viaje a Mendoza!

Ah, lo de la vieja sorda me mató!

V dijo...

que lindo poema Martin, no lo conocia.
Tengo mucha terminal encima, y mucha terminal llorada tambien.
Aeropuertos tambien, pero es cierto eso que decis no se si por mas feas, mas depirmientes o que pero se siente mas a despedida en una terminal

pamela dijo...

Ay nene, pero que perfecto está este poema, de donde los sacás, ay, ay pero esas cosas no se sacan, sino que nos encuentran, no? Una belleza...


Pd: a ver cuando nos vemos por el chat :-)