jueves, 31 de enero de 2008
miércoles, 30 de enero de 2008
Notas del hormiguero
Recibo en mail de Editorial Abaco, parece que arman algo así como una selección de autores que ya han formado parte de alguna de sus antologías. Me había olvidado por completo de este libro que salió hace ya uno o dos años. Ni siquiera recuerdo que es lo que mandé, pero debe haber sido un pésimo poema: creo que el eje temático era el silencio, o algo por el estilo. Acá abajo meto otra cosa, algo reciente, que encontré buceando en mis archivos de Word:
Si querés escapar de la perspectiva terrestre
sin trasbordadores de por medio
sin que meta la cola el asunto ese de la abducción
alienígena. El biplano no es una opción potable
es cierto, tampoco pagaría quinientos mangos
para tirarme en paracaídas.
Yo, que nunca leí a Cheever
ni a Raymond Chandler
pero que he pispeado decenas de veces ese libro
quiero ser energía líquida, inmaterial
sonido exquisito; la promiscuidad sexual
será parte del rapto
la enervación de los sentidos, el temblor
del imaginario. A veces
los amigos traen algo para fumar
que primero desmenuzamos en el baño
mientras algunos todavía pelan
los últimos huesos del asadito;
entonces alguien dice que la imagen
de Cristo ahí arriba parece un porro
erecto como un cohete de madera.
lunes, 28 de enero de 2008
No es una bomba de humo
No me acuerdo si alguna vez bailé tanto, creo que no, todo fue un maravilloso trance, una especie de enervación hipnótica (podría agregar también colectiva) de la cual salí renovado: en algún momento de cansancio descubrí que había estado una hora sin pensar absolutamente en nada, solo envuelto en el ritmo, casi como si la chica de vincha verde me hubiese hecho dejar mi cerebro en la entrada del Konex. En una de esas a L le pasó lo mismo (nada hubiese sido lo mismo sin la mujer que bailaba árabe al ritmo del candombe). En fin, para sacarse las escamas, recomiendo
sábado, 26 de enero de 2008
A lo de Gero
A se encuentra con M en Gero, viernes dos de la matina. No se conocen más que por fotito en miniatura y descripción de Netlog. Ella mide, al tun tun, metro setenta y cinco en sandalias, está bien, ni fea ni linda, pero al rato empiezo a sospechar que no está bien del marulo. Dice muchas veces la palabra pija, afirma que para ella no existen los tonos intermedios, todo blanco o negro, las cosas se apretujan invariablemente entre esos dos polos. Después de un rato y nosecuantas cervezas encima, le confiesa, al oído de A, que a cada rato le gusta más. No se que cara pone mi amigo. Yo me voy a las cinco, con la promesa arrancada y alcohólica de armarme una cuenta de Netlog.
viernes, 25 de enero de 2008
Todos los caminos conducen a Bob
Vía la page de Calamaro, llego a la cueva del hornero (tremendo blog amueblado con montones de grabaciones extrañas y demás joyitas de Andrés) y me cruzo con una versión del “Novio del olvido” plasmada durante la gira de Dylan por España, donde el señor de los pelos de lechuga ofició de telonero. Acá las palabras- generosas y poéticas- de Andrés después del encuentro:
jueves, 24 de enero de 2008
Gulliver

El otro día, haciendo zapping, me encontré con la cara de Hulk Hogan (seguro me confundo, pero siempre pensé que ese tipo había hecho un papelito de cazador intergaláctico en alguna de las secuelas de Critters) y me acordé de Manasas. Manasas no es rubio ni usa bigotes ni jamás practicó lucha libre, pero es una bestia humana que anda cerca de los dos metros diez y bordea -seguro- los 150 kilos. Y digo es, aunque no lo veo hace una bocha de años. El apodo le venía de la época en que jugaba al básquet en Velez, yo lo conocí un tiempo después, cuando se cambio de club, una vez que terminó en B.V.M a cambio de un par de zapatillas y unos mangos para los viáticos. Primero: no era un tipo violento, aunque por una cuestión física tenía una facilidad notable para prenderse en cualquier quilombo. Segundo: obviamente intimidaba muchísimo pero también tenía, al conocerlo, una ética irreprochable: la mayoría de los encontronazos tenían una cuota de compañerismo adentro, es decir que se cagaba a piñas con cualquiera pero siempre por un motivo noble. Me acuerdo que una vez casi trompea a uno de los muchachos del club por convidarle fasitos a unos pibes de las inferiores. Las veces que salí con él ocurrieron cosas extrañas: una vez, borrachísimo, se quedó dormido en los reservados de Vinicius, no había manera de despertarlo (lo que tomaba Manasas cada sábado era absolutamente impresionante, nunca vi a nadie tragar bebida blanca como él) así que, cuando ya clareaba el sol de la resaca, intentamos levantarlo. No hubo caso. Al final lo llevamos a la rastra, casi a los empujones, con ayuda de dos patovicas. Era como intentar empujar una montaña. Otra: en un bar de Ramos, creo, me habían dado una Quilmes en lugar de
viernes, 18 de enero de 2008
Birmania- Alejandro Rubio
Una línea blanca que divide.
Una sola línea que marca el límite
entre el cansancio y la vitalidad.
La cruzás. Y ella te cruza.
Te cruza la nariz y la cabeza.
Y te la divide en dos.
Y una línea más en cuatro.
Y otra más en ocho. Dieciséis.
Treinta y dos. Los pedazos se van cayendo.
Y vos duro
como si nada.
lunes, 14 de enero de 2008
Regreso
Antes, de chico, cuando terminaban las vacaciones que nos tenían como todos los años en Villa Gesell, mamá decía que nos despidieramos de la ciudad veraniega como si existiera la posibilidad de no volver jamás, como si
Sobretodo cuando vuelvo de algún viaje, también en cualquier parte o medio desvelado en la cucha, me digo y repito que tengo que andar con un anotador y birome a cuestas. Se me ocurren cosas que después se me olvidan. Obvio. Este año lo hice y todavía no me puse a mirar los garabatos. Creo que pueden salir cosas interesantes de ahí.
jueves, 3 de enero de 2008
Por fin me voy a...
martes, 1 de enero de 2008
2008
Hoy me acordé de algo que leí hace mucho en la revista dominical de Clarín, una entrevista a no se quién que fuera boxeador en sus años mozos. Cuando le preguntaron cual era el golpe mas traicionero respondió que el golpe al hígado que dan los tucumanos por la espalda (estoy casi seguro que dijo los tucumanos), a traición. Después remató, diciendo, debe haber una conexión entre el hígado y la tristeza, después de uno de esos golpes, uno se queda muy triste durante días.