lunes, 14 de enero de 2008

Regreso

Antes, de chico, cuando terminaban las vacaciones que nos tenían como todos los años en Villa Gesell, mamá decía que nos despidieramos de la ciudad veraniega como si existiera la posibilidad de no volver jamás, como si la Villa pudiera desaparecer en cualquier momento. Eso para mi es un signo de la nostalgia. Ahora ya no me despido de los lugares pero si me afecta el regreso, primero la Terminal de Liniers y sobretodo la mugre de tierra y humo del Camino de Cintura (o ruta no se cuanto). No es solo el imaginario de las vacaciones que uno deja atrás o el regreso a la rutina, tal vez lo sea, pero potenciado por la comparación de las imágenes: San Justo versus Capilla del Monte. ¿Y dónde quedó Mendoza? Hace un rato me ponía a corretear novedades en los blogs amigos y descubrí que la chica de la sales llegó adonde nosotros no pudimos: a 300 km de San Rafael, en plena Pampa, el motor se hizo mierda y quedamos varados en medio de la ruta, diez de la noche. Alrededor de un fuego, fumando, nos contamos idioteces durante dos horas y pico, hasta que llegó la grúa. De ahí en más se fue armando otro viaje, primero a Córdoba Capi (en verano, sin estudiantes, la ciudad fantasmal por excelencia: los domingos, una mini Baires donde los aliens han abducido a todo el mundo), después a Capilla: la verdad que no vimos ningún Ovni cerca del Uritorco (por si las moscas, nunca salgan de casa sin un buen par de zapatillas en la maleta: las alpargatas fueron mi karma en esos días)
Sobretodo cuando vuelvo de algún viaje, también en cualquier parte o medio desvelado en la cucha, me digo y repito que tengo que andar con un anotador y birome a cuestas. Se me ocurren cosas que después se me olvidan. Obvio. Este año lo hice y todavía no me puse a mirar los garabatos. Creo que pueden salir cosas interesantes de ahí.

7 comentarios:

Patricio Eleisegui dijo...

Viajes-lapiceras-anotadores a veces se confunden entre sí y terminan siendo una sola cosa ¿no te parece?

La ruta tiene voces, de eso no hay dudas.

Te debía una acelerada por estas tierras. Y acá estamos.

Abrazo grande, nene...

Anónimo dijo...

Te afecta el regreso? El regreso a qué?


1) me encanta pensar en peces des car ta bles, como si fueran palabras,que se pueden tirar al aire, agarrarlas y deshecharlas porque no le sirven a cierta frase.

Pero me gusta pensar, cada palabra, como si fuera un pez.

y no hay dos.

Besos salsipuedences.

Anónimo dijo...

¿deshecharlas? Pero qué palabra es esa? Ay!!!

Martín dijo...

Que bueno verte por acá Pato! Abrazo grande che...

Hola Paula! Pienso idem sobre las palabras/peces (esos pequeños animalitos ¿no?)

Gracias por los besos!!

Mariana dijo...

Gran error haber venido a córdoba en pleno Enero. Y encima sin previo aviso.

Hacia mucho que no te visitaba!

Quiero ver los garabatos viajeros. Siempre son interesantes

po(br)esía dijo...

me gustó Porco Rex, pero me pasó escucharlo al Indio cada vez más lejos de la poesía pero queriendo estar cerca de su pasado
además, un par de canciones tienen un a filiación sanguínea inocultable con lo más maquinístico de Los Redondos (la 2 por ej, o la 3 con esa del pogo del payaso asesino)
es una porquería que no pueda sacarme el pasado para poder disfrutarlo mejor, pero también a veces quiero arrancarme la cabeza y tampoco puedo

saludos!

Martín dijo...

Ajá, es probable que lo mejor haya quedado atrás, es decir que la comparación desmerece al disco, pero si esa poética maravillosa de varios discos redonditos es cosa pasada/pisada, Porco Rex también trae lo suyo me parece. Hay muchos temas que ni fu ni fa, quizás Bingo Fuel me parece mas parejo, pero esa honestidad de la que hablás no deja de ser un punto fuerte: creo que lo dijo Luca alguna vez, nos vamos poniendo viejos y sinceros. A mi, sin ir mas lejos, me pone la piel de gallina cuando Solari canta (en este disco o el anterior) "solo le pido a la vida que no me duela". En fin... gracias por pasarte y bienvenido!