jueves, 24 de enero de 2008

Gulliver


El otro día, haciendo zapping, me encontré con la cara de Hulk Hogan (seguro me confundo, pero siempre pensé que ese tipo había hecho un papelito de cazador intergaláctico en alguna de las secuelas de Critters) y me acordé de Manasas. Manasas no es rubio ni usa bigotes ni jamás practicó lucha libre, pero es una bestia humana que anda cerca de los dos metros diez y bordea -seguro- los 150 kilos. Y digo es, aunque no lo veo hace una bocha de años. El apodo le venía de la época en que jugaba al básquet en Velez, yo lo conocí un tiempo después, cuando se cambio de club, una vez que terminó en B.V.M a cambio de un par de zapatillas y unos mangos para los viáticos. Primero: no era un tipo violento, aunque por una cuestión física tenía una facilidad notable para prenderse en cualquier quilombo. Segundo: obviamente intimidaba muchísimo pero también tenía, al conocerlo, una ética irreprochable: la mayoría de los encontronazos tenían una cuota de compañerismo adentro, es decir que se cagaba a piñas con cualquiera pero siempre por un motivo noble. Me acuerdo que una vez casi trompea a uno de los muchachos del club por convidarle fasitos a unos pibes de las inferiores. Las veces que salí con él ocurrieron cosas extrañas: una vez, borrachísimo, se quedó dormido en los reservados de Vinicius, no había manera de despertarlo (lo que tomaba Manasas cada sábado era absolutamente impresionante, nunca vi a nadie tragar bebida blanca como él) así que, cuando ya clareaba el sol de la resaca, intentamos levantarlo. No hubo caso. Al final lo llevamos a la rastra, casi a los empujones, con ayuda de dos patovicas. Era como intentar empujar una montaña. Otra: en un bar de Ramos, creo, me habían dado una Quilmes en lugar de la Heineken que había pagado. Manasas me tomó del hombro y fuimos a la barra, a hablar con el encargado. “Que se la última vez que cagás al pibe delante mío” le dijo. Mientras yo me acurrucaba atrás, el tipo nos pidió disculpas (más bien le pidió disculpas) y me alcanzó la birra que correspondía. Yo me sentí un pelotudo pero también caminé hasta la mesa sacando pecho, como si fuera un groso total. También se cuenta que un día se agarró a trompadas con media docena de patovas de Jesse y todo fue una locura descomunal. Anécdotas así debe de haber miles. Lo último que supe es que había dejado de laburar en el aeropuerto de Ezeiza y que estaba como seguridad en un banco de la Capi. ¿Y su hermana? Era más grande que el muchachote e increíblemente medía apenas metro sesenta y pico. En fin, me pregunto si Manasas podría voltearlo a Hulk Hogan.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hulk Hogan??? nahhh te tengo noticias sobre ese groso/grueso y blondo luchador!!! TIENE UN REALITY SHOW!!! con la familia y todo... lo pasan en VH1... no se bien cuando pero tratare de mantenerte informado...
ayy que lindo.. mi primera visita a tu blog... que orguio hijito... que orguio...

Martín dijo...

Ey, vi el reality del blondo bigotudo! Pasan cosas de lo mas delirantes: viste cuando le presentan al novio de la hija y lo lleva a hacer fierros?? Terribleee!!
Besos Meli!