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lunes, 20 de septiembre de 2010

Revistas


Tengo unos amigos que largaron a la web una revista llamada Luthor. Cada vez que alguien empieza con estas movidas, yo imagino una revi propia llamada Bang Bang y con la foto de esta chica en un memorable primer número.

lunes, 26 de abril de 2010

Tatamis inesperados

Me encanta que, pese a la saturación y los quilombos edilicios, hayan armado un tatami en el segundo piso de Puan. Se nota que con mucho amor construyeron una pared - pintada como todo el cuarto de un verde manzana- que divide el aula en dos, trajeron paneles - rojos, verdes y azules- y ahora los judocas pueden sacarse la tensión o cagar a patadas en paz toda la burundanga teórica de la escuela de Frankfurt.

domingo, 14 de febrero de 2010

Surprise

Que el bloody día de San Valento venga con musiquitas tóxicas de los Joy Division y lindas sorpresas de los chicos de Eterna Cadencia...

lunes, 25 de enero de 2010

Módulo de entrenamiento


Un par de noches atrás, en un jardín con diez pinos y botellas de cerveza vacías, charlábamos sobre nuestras primeras lecturas: yo empecé con comics, libros de terror para chicos y Emilio Salgari. El primer libro que recuerdo haber comprado fue La zona muerta de Stephen King; el primero que recuerdo haber leído, o sea, ese libro del cual tengo una imagen clarísima del momento de lectura, fue Parque Jurásico. Viajábamos al campo y yo me enfrasqué toda la ida en el asiento de atrás del Renault 12: esa noche nos quedamos con el auto en un camino de tierra y yo leí hasta dormirme. En cambio a ella le leían Mark Twain y Jack London cuando era chica, recuerda también una adaptación de Star Wars. Stop. No es tan extraña la lógica editorial que va del cine a la literatura, bah, si, quizá sea extraña, naturalmente es usual el pasaje de la novela al cine y no viceversa. El asunto es que me puse a pensar que película me gustaría adaptar (como sea) y escribirla. Tengo una genial: es una peli de los ochenta que transcurre mitad en el oeste yanqui y mitad en el espacio. El protagonista es un chabón veinteañero que vive en un trailer con su madre, labura de lo que puede y tiene una novia preciosa. Como no tiene un mango, es cero cool y no le sobran los amigos, pasa el rato jugando a los fichines en un videogame de naves espaciales, onda Stargate. Una noche, con todos los vecinos aplaudiendo y gritando detrás, rompe el record y pasa la final. Al día siguiente un tipo muy raro pregunta por él y le explica que el stargate era una especie de modulo de entrenamiento que prepara aviadores para una guerra interestelar. Si alguno sabe de lo que estoy hablando, si alguno recuerda el nombre de la peli o algo, por favor tire data…


miércoles, 23 de diciembre de 2009

¡Échale semilla!


Esto es así: después de seis horas de pelotudeo y nauseas (ojo, de diez menos veinte a cuatro de la tarde) entras, das tu tema y te sometes a ese tipo de preguntas que dan ganas de mandar a la mierda la carrera, onda: “¿En que año Rubén Darío publicó Azul? No, no, el año exacto, no me digas finales del siglo XIX, fue en 1897, ese año es fundamental por que muere su mujer y Darío viaja a Buenos Aires y se hace corresponsal de La Nación”. Digo nomás ¿¡Por que no se van un poquito al carajo!? En fin, la cosa es que rendís el último final del año, te sacás una mochila pesadísima de encima y pinta auto-regalo: cerveza fría y Tokio Blues de Murakami. Al rato estás viajando apestado de calor, a pleno con el i-pod y moviendo la patita con la música del gran Axel K:




miércoles, 9 de diciembre de 2009

Tv por la tarde


Agarro el final de un especial sobre Johann Cruyff: flaco, elegante, una bestia futbolera. Hay una jugada fenomenal en que un tal Van Hanegem le tira un pelotazo frontal y Johann ya sabe lo que va a hacer apenas empalme la pelota con el botín. La ve venir desde lo alto, la cancha llena, sesenta mil alemanes de mierda colmando el estadio de Munich. El otro día me enteré que los alemanes tienen una sola palabra para referir amigo-novia-amante-hermano-querido-chongo y dieciocho formas distintas de decir borracho. Supongo que eso dice bastante de la idiosincrasia germana. En fin, el asunto es que Johann, con una caricia, todo hecho como si tres o cuatro cosas pudieran ocurrir de manera simultánea, duerme la número cinco y al mismo tiempo la arroja dos o tres metros en diagonal. Ahí arranca. El lateral alemán soñará por siempre con el catorce estampado en aquella camiseta naranja. Cuando alcanza el vértice del área grande, con una precisión formidable, cuelga la pelota del ángulo izquierdo del arco defendido por Maier.


jueves, 29 de octubre de 2009

Quiero que me devuelvan mi transpiración

El tomómetro de hoy indicia que hace un calor de 7 birras (o 9 Coronas con gajito de limón incrustado en la boca)

jueves, 16 de julio de 2009


No tengo idea: puede ser por pasión puaner, mi costado femenino que se entusiasma ante las diatribas de la indumentaria y la combinación de colores y accesorios, quizá por puro chusmerio y obsesión contemplativa. El asunto es que me re va el blog sobre Puan y la moda.

viernes, 1 de mayo de 2009

Me acaba de pasar

¿Viste cuando alguien te saca justo la ficha y vos te lo quedas mirando con cara de pelotudo?

domingo, 12 de abril de 2009

Cosas que si o no


Brota la fiebre y me quedo en casoli. No hay viaje de semana santa, no hay cash, no hay histeria femenina en la costa; apenas unas cervezas y una nueva versión de la despedida del sábado pasado: esta vez en un cabaret de morón; queda un viernes de películas y jugo de naranja tirado en el sofá, un sábado de paseo por San Isidro (¡que top!) picada y, más tarde, cita en bar de Caballito. Se esfumó el tan ansiado viaje al Tigre. Me viene una imagen: camino de la mano de mamá por el mercado de frutos; me siento en las escalinatas sucias que dan al río, cerca del bodegón donde almorzamos. Hoy domingo, ojala, salga un Gabo Ferro, para cerrar a full un finde demasiado heterogéneo.


viernes, 12 de diciembre de 2008

Notas del sábado pasado


Viajo en bondi para el centro. Quedé en estar en eso de las seis o siete en Villa Crespo para aprovechar un poco la pileta y dar una manito con el asado. Son las nueve y media pasadas. La puntualidad no es lo mío. Mientras viajo voy imaginando nombres para el proyecto editorial. Saco el cuaderno y anoto: Benji Ediciones; El editor enmascarado; Master of the universe. Miro por la ventana como si buscara inspiración en los negocios y la gente con la que me voy cruzando, como si hubiera una forma de empaparse de todo lo que pasa alrededor y expresarlo en una, dos o tres palabras. Me bajo del bondi y espero otro, a tres cuadras de Puan. Me llega un mensaje al celular: “¿Dónde estás? Afila los colmillos, tengo alguien para presentarte”. Me río. Llego justo cuando van saliendo las primeras tiras y los chinchulines. La chica que me presentan es bajita, muy flaca y rubia. A tono con el verano que se viene, tiene los cachetes rojos y los brazos bronceados. Juega al jockey, me dicen. Comemos. Tomamos (mucho) Un pelilargo que no conozco se pone a tocar canciones de Sui Generis y Sabina en el teclado. Después, ronda de pileta nocturna. Bombas múltiples. A la rubia se la gana el musician. En algún momento de la noche, después de la fiesta a tres cuadras de Corrientes y del federicodealvear con speed, me acuerdo de una frase que leí en el blog de Pedro Mairal: “La poesía no atrae mujeres, solo evita que se vayan”


miércoles, 3 de diciembre de 2008

Cantando bajo la lluvia


Que haya venido mucha o poca gente a la presentación es lo de menos ( o quizá no, pero mejor decirlo así, decir, como en realidad creo, que mas allá de haberme traído para casa cinco o seis ejemplares, el asunto me importa demasiado poco en realidad) Hubo lindas palabras, vino y empanadas. Una lluvia demencialmente bonita para cerrar una semana de calor agobiante y apagones recurrentes. Apagones de mierda que te obligaban a transpirar la cara por las noches, a dejar la ventana abierta e intentar dormir con la luz de calle de los vecinos (que si tenían electriciti) entrándote en los ojos. A la vuelta me bajé en Ramos y terminamos en un cine de Devoto: de la película se rescatan algunas cosas, entre ellas los planos de Ridley Scott y la pareja protagónica (Crowe y Di Caprio) Pero esto no es una crónica, ni tampoco quiero hablar de cine. Lo más interesante fue la tormenta: moviéndome por Buenos Aires mientras todo se inundaba y las calles se hacían poco menos que intransitables: saltar cordones, empaparse, reírme de la completa inutilidad de los paraguas. Vuelvo a la presentación. Mientras ella leía un poema mío, yo pensaba que desnudarse enfrente de otros, muy especialmente de mis viejos, no debiera ser un acto tan violento.


martes, 4 de noviembre de 2008

Tibio tibio


Salgo de casa y la veo a mi vecina, en pantuflas, metiendo algo en una bolsa de consorcio. La saludo y me quedo mirando que es lo que empuja, lo que hace fuerza por meter en la oscuridad. ¿Será el cadáver de su marido? No: es un árbol de Navidad enorme, me dice, que lo quiere tirar desde hace años.


jueves, 30 de octubre de 2008

Cosas que pasan


Estuve a punto de comenzar esto con una cita enmascarada de Fabián Casas. Mi línea, antes de borrarla, comenzaba así: “Quiero aclarar de entrada que soy un reverendo sentimental”. Ahí paré el carro. La idea es la misma, lo que quiero decir es que me considero un gran sentimental y, cada tanto, sufro de ataques de cursilería notables, de los cuales no se si sentirme orgulloso o aceptarlos con resignación. Siguiendo el pulso radial del último jueves, hace unos días escuchaba por la Metro la entrevista que Matias Martin le hacía al responsable de una agrupación solidaria cuyo nombre se me olvida. Me di cuenta de algo: el hambre, la forma más baja de la pobreza, me demuele. Me desencaja, me afecta, me pone muy mal. Es la realidad oculta de los mecanismos mediáticos, publicitarios pero también personales. Y también quiero aclarar que tengo una predilección por la anécdota dramática, el acto solidario que cuanto más simple más me pega. En este caso, la historia de un limpiavidrios que le ayudaba con pañales y leche en polvo a una mujer que, con un bebe en brazos, pedía todos los días en la puerta de Tribunales. Ahí mismo, rotura expuesta de las napas sensibles. Bastante quebrado seguí pegando fotos: una vuelta de pegamento que cubra los bordes y otra vuelta para empapar el centro. Agarrar la foto de la punta. Ponerla arriba. Pegar otra y ahí, con las dos fotos, llevarla a la otra mesa para que se sequen. Fotografías de quinceañeras bailando el vals, casorios en la playa, baile, Vilma Palma tocando en vivo. Afuera ladra la perra coja porque me olvidé su comida. Apago la radio. Voy al baño sintiendo una pelota en la boca del estomago. Cuando salgo, veo un mensaje en mi celular: “Felicitaciones. Te ganaste dos entradas para el Personal Fest”


miércoles, 29 de octubre de 2008

La paranoia


Ayer escuchaba una promo de Perros de la calle, el programa radial que lidera ese tipo entre cool y berreta que personifica Andy Kusnetzoff, en la que José Pablo Feinmann respondía que si, que varias veces le inventó una cita a algún ilustre intelectual para “quedar como un duque”. Me quedé pensando si el gordito de Feinmann (dicho esto con simpatía, me produce una suerte de encanto como se ha ido transformando con los años en una especie de maestra de primaria jubilada y obesa) pensaba si Feinmann no estaba desbaratando un mecanismo que mejor guardar en el más profundo secreto; si Feinmann no funcionaba como ese mago con careta que cada tanto aparece por canal trece, ese mago que cuenta los entretelones de trucos de magia de hace diez o quince años atrás. Si Feinmann, entonces, no le daba sentido a mi paranoia: todo aquel que está citando oralmente, es en buena medida una enorme posibilidad de chamuyo.


martes, 21 de octubre de 2008

Tarde en la noche y con lluvia


Dejo el rollo de papel higiénico al costado de la cama: mi bendito resfrío ya liquidó dos carilinas y medio paquete de servilletas de papel. Durante la noche me despierta la tos, el dolor de garganta y en algún momento, creo que a las cuatro o cinco de la mañana, estiro el brazo y descubro que el rollo de papel se ha desplazado desde la cabecera hacia alguna parte desconocida de la habitación. Salgo de la comodidad de las frazadas para tantear el suelo con el pie y descubrir, ya casi resignado, que el rollo ha rodado hasta ocultarse debajo de la cortina. Me duermo. Sueño con lo último que vi en mi zapping furioso por la tele: serpientes constrictoras por discovery channel. ¿Una boa de seis metros puede digerirse a un ser humano? Si ¿Qué presión ejercen sus anillos? La de un colectivo de línea sobre el pecho. ¿Alguna otra información inútil? En mi sueño aparecía el dibujo del Principito, aquel del elefante dentro de la boa.