
martes, 9 de septiembre de 2008
lunes, 8 de septiembre de 2008
Una pelota cuesta abajo
Esa vez clavé la mirada
en el bajo envuelto en niebla
y me quedé un rato largo
colgado de eso verde y blanco
hasta que se me humedeció
el pelo. Después me di vuelta
para encarar la subida.
Ahora a veces me hago
el loco, pierdo el corazón,
me quedo callado con
la vista clavada en un punto sólido,
hasta que me saca una puteada:
se me cae el cigarrillo,
el cenicero, los pensamientos se desparraman
en el piso de tierra,
en la alfombra...
entonces vuelvo
para hacer un comentario,
para tranquilizar a mis queridos.
Pero sé quien soy, lo sé, cierro
los puños, me revuelco,
me arrastro, rompo un plato, un libro.
No puedo parar el llanto de una mujer,
no puedo parar de llorar,
nunca tuve huevos,
estoy triste ¿Cómo anda la cosa
por ahí? ¿Estás bien? Te quiero mucho.
Quisiera quedarme tranquilo, preparar
el mate, llamar por teléfono, no pensar,
no despabilarme, son órdenes:
levanto la vista
miro el cielorraso
cuento los pisos de los edificios las ventanas
la cantidad de gente en una esquina
en un piquete
en un colectivo
28 sentados
22 parados
el chofer.
Y me pica el cuero,
me molestan los mosquitos,
los bichitos colorados,
el zumbido de los semáforos
para ciegos,
el olor a pasto,
con el primer rocío
me dicen hola
feliz cumpleaños y me besan.
Entonces bajo la vista
para mirarme el café con leche,
el olor a ropa nueva.
Me gusta pensar que soy
una pelota cuesta
abajo en una calle de tierra
en una mañana fresca y clara.
Me cuesta pensar que soy un pensamiento.
Damián Rios
jueves, 4 de septiembre de 2008
Pasión por lo real
Yo me hice tatuar el título en el pecho al empezar. Me decía, si todos los días me levanto y veo eso en el pecho, no quiero tener que explicar algún día: "No, iba a ser el título de una novela pero quedó en nada". Fue jurarme que la terminaba.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
lunes, 1 de septiembre de 2008
Flopa

El viernes fui a escuchar a una de mis cantantes-compositoras preferidas en
Abandoná:
abandoná tu carga
fijate, todo está apoyado sobre el suelo
y hacé el lugar que haga falta
en vez de armarte una valija de viajero
para llevar lo que vale menos que su peso
así las cosas fueron hechas para ser tenidas
hechas para ser dejadas
no hay que perder la calma
si empantanados en la suerte nos encuentra
la soledad es un ancla
tan hondo se ha clavado a dormir en el lecho
no hay que olvidar
que no hay forma de vivir sin amar
así las cosas fueron hechas para ser tenidas
hechas para ser dejadas
miércoles, 27 de agosto de 2008
Cortázar

domingo, 24 de agosto de 2008
Escenarios cotidianos

De nuevo, como aquella vez en que descubrí el cuadernito con sus poemas en el altillo, me siento fascinado con las fotos que sacó mi viejo hace ya casi veinte años. Si existe una sensibilidad que caracteriza a cada época y siguiendo esta línea, cambios y variaciones de lo sensible, lo mismo debería suceder (y podría estudiarse) con la historia de cada persona. Como dije antes, mi viejo escribió algunos poemas en su juventud, se dedicó algunos años a la pintura (hasta estuvo muy cerca de exponer) y después, en algún punto después de los treinta, aparecen estas fotitos: la mayoría de mi madre, otras mías, el campo, mi abuela. Pero hay cierta estética en ellas, un encuadre, una luz que quizá solo yo puedo ver, como si en algún momento mi viejo hubiese descubierto que en la fotografía estaba el perfecto soporte para expresarse a si mismo. Poemas. Pintura. Fotos. De la palabra a la imagen. De la poesía más abstracta al realismo minimalista de mi abuelo Toni haciendo un asado en su vieja casa de Flores. El Torino hermoso de mi padrino al atardecer. El bar en Rafael Castillo. La mujer que, acá arriba, se acerca desde la orilla del mar.
viernes, 22 de agosto de 2008
La invención de lo estático

Desde el principio, el cuento "Tigre", acá
jueves, 21 de agosto de 2008
Ramones II
Ayer escuche en la radio que Bono iba a grabar con los Ramones. Ahora: ¿no se murieron todos los Ramones menos el batero? El último rumor que escuché es que el último Ramone (pongamos que se llama Tommy) se casó con una argentina y vive tranquilamente en un sucucho de Lomas de Zamora. Que tiene una banda de punk-rock, aflojó con la merca y una vez por mes toca en barcitos de mala muerte por la zona sur del conurbano. No se si será cierto.
viernes, 15 de agosto de 2008
Ciclos
Se abre un paisaje seco delante
una fronda de nuez
abierta
las piernas adormecidas, ovillo
sobre el cordón
dame el peor que tengas
vino Bowen
sobre tu mano
a cambio de dos moneditas
nuestra vida que pasa
todo el rancio maizal.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Esto lo dijo Albertina Carri
"No me gusta sacar fotos en esos momentos tan importantes porque la fotografía siempre hace trampa. Porque simula retratar el instante como el instante es. Y el instante en general es tanto o más intenso que esa foto quieta, tan quieta. No me gusta sacar fotos, suelo decir en las fiestas de cumpleaños en el momento de apagar las velitas, y todos me miran con cierto desconcierto como si por ser directora de cine me debiera gustar congelar las cosas en un segundo. No, definitivamente los cuerpos inanimados me dan miedo, las vacas muertas me asustan y las cosas cuando se quedan quietas me ponen triste"
lunes, 11 de agosto de 2008
Barrilete

Cuando estudiaba cine me explicaron que había un director (¿Antonioni?) que en sus películas trabajaba constantemente con el fuera de campo. La película siempre parecía resaltar lo que no estaba ahí, o le daba una funcionalidad extrema a lo no figurado, o a lo que no se cuenta, que por no contarse no deja de existir, como sucede en los relatos de Hemingway. Hoy, que volví a ver esta foto, pude comprender (sentir) realmente todo este asunto de Antonioni.
sábado, 9 de agosto de 2008
miércoles, 6 de agosto de 2008
Sobre un japonés muerto hace 80 años: Ryunosuke Akutagawa

Acabo de terminar de leer Vida de un loco de Ryunosuke Akutagawa. El libro es una compilación que se compone de tres o cuatro partes: “El biombo del infierno” (nouvelle), “Los engranajes” (relatos mas o menos autobiográficos) y “Vida de un loco” (suerte de apuntes y visiones narradas en tercera persona) Al final una carta de despedida de Ryunosuke que prefigura su inminente suicidio a los 35 años. El joven sabio de Akutagawa entremezcla dos vertientes que en el Japón de principios del siglo veinte confluyen: por un lado la tradición oriental, que en “El biombo del infierno” toma su matriz más trágica, y por el otro el proceso de despersonalización y angustia que promueve el mecanismo capitalista. “Vida de un loco” es clarísimo en ese sentido: los primeros apuntes (cotidianos) recuperan el tono visual de la estética oriental y, a medida que avanza (el libro y la vida del japonés) la fragmentación del yo, la incapacidad deseante y la muerte van copando la parada. No hay deseo en el transcurrir diario, solo trabajo o lecturas múltiples: estas recuperan la tradición occidental: Strindberg, Swift, Rousseau, etc. El diario en tercera persona produce un efecto curioso: una lejanía auto-impuesta que quizá le producía una suerte de placer macabro o de distanciamiento a Ryunosuke (también al lector) por otro lado una sobreexposición de los sentidos que deja cierto gusto a nada. Akutagawa es el poeta maldito japonés: sometido en sus últimos años a la idea del suicidio, con una madre que muere loca cuando el escritor contaba siete años y un padre que lo da en adopción. Akutagawa es insomne, psicótico, melancólicamente delirante:
“Babeaba. Su cabeza solo tenía claridad después de una dosis de ocho miligramos de Veronal. Y entonces, solo por media hora o una hora. En esta semioscuridad día a día vivía”
El dolor de Akutagawa es a su manera cosmopolita, no desde la perspectiva del exiliado sino de otro tipo de intromisión, si se quiere literaria e ideológica. Akutagawa es un puente elidido, el suicidio, como escribe, recupera su tradición genealógica: “no lo considero un pecado, como los occidentales” Quizá por esto mismo su visión es mas que interesante y dialécticamente opuesta al manso bovino zen:
“Nosotros, los humanos, por ser animales humanos, tenemos un miedo animal a la muerte. La así llamado vitalidad es solo otro nombre de la fuerza animal. Yo mismo soy un animal humano. Y parece que esta fuerza animal, se ha escurrido gradualmente de mi sistema, a juzgar por el hecho de que tengo tan poco apetito por la comida y las mujeres. El mundo en el que vivo es el de los nervios enfermos, lúcido como el hielo. Esta muerte voluntaria debe darnos paz, sino felicidad. Ahora que estoy listo, la naturaleza me resulta mas bella que nunca, por paradójico que parezca..."
domingo, 3 de agosto de 2008
viernes, 1 de agosto de 2008
miércoles, 30 de julio de 2008
Luces
con el morral cruzado
como una línea de fracción:
¿qué números o pedazos tatuados
con esmero sanguíneo
divide?
De arriba hacia abajo
no se sabe que llega
quién se va
cruzando el pecho hasta la cintura
así
dejando fuera los ecos
luminarias
este/oeste de mi continente.
hasta acá lo que fue tuyo
el resto mío
como una línea imaginaria en el océano
o un señalador azul en un libro
de Akutagawa
que subdivide la pulpa del núcleo
lo fresco de lo ajeno
sobre mi animal de lomo ancho.
lunes, 28 de julio de 2008
Batman: El caballero oscuro
En fin, vayamos a la peli: esta nueva versión de Batman deja atrás todo el cine de superhéroes que se ha filmado hasta ahora, no es que abra grietas o asuma una nueva búsqueda estética (como el Hulk de Ang Lee) sino que la película de Batman es muchísimo más que eso: encerrarla en ese cluster es minimizarla, las resonancias se expanden como los brazos de un río. Para empezar, un bestial Ledger le pone tanta locura al Guasón que lo convierte en un terrorista paranoico (que deja de ser caricaturesco o simbólico, como el ideado por el gran Jack, para convertirse en un tipo jodidamente verosímil que (sobre)vive del caos. El guión, los diálogos y la dirección son excelentes. Las escenas de acción de las mejores que he visto. La música de Hans Zimmer es perfecta, junto con el crescendo que se convierte en un ruido metálico sobre el final del film. La tensión que va en aumento, por así decir, porque hay varios momentos en que hay que agarrar con fuerza la butaca: cosa que hice, a pesar de lo horrible que es ir al cine en vacaciones de invierno. Nolan hace maravillas, especialmente con la dosificación del tensiometro, lo alarga, lo pluraliza, se permite ir repartiendo varias historias (no solo la de los personajes principales, vean sino la escena del transbordador) historias cuyo catalizador parece ser el Guasón (sino lo dije, Ledger la rompe) Sorprende pensar que a partir del personaje del Joker se van tejiendo las otras historias (¿era en principio un personaje secundario que se terminó comiendo la película? Difícil, su protagonismo es claro, aunque quizá menor que el del fiscal Dent. Aún así, no conviene olvidarse del resto del reparto, que la deja chiquita y están impecables, todos y cada uno, ni del golpeador Bale, el mejor Batman de la historia) Otro asunto es el hiperrealismo que le imprime Nolan: baja el film a la calle, a la humedad y la brea, Ciudad Gótica ya no es el romanticismo burtoniano sino lo mas parecido al Chicago de la década del veinte, dominada por Capone, en la que se inspiró Bob Kane para fundar su ciudad del crimen, pero ahora, con Nolan, se convierte en la city perversa del siglo veintiuno, oscurísima y perturbada.
viernes, 25 de julio de 2008
Final del juego

Como me pasa seguido antes de rendir un final, en la madrugada de ayer soñé que me quedaba mudo. Así, de pronto, un docente sin cara me preguntaba cosas y yo respondía con la cabeza, si, no, pero no podía explicar los polos de los que habla Bourdeau, o la reproducción de la ideología capitalista. Como en aquella escena de Matrix, los labios se me fundían. Me levanté cansado del insomnio a las seis y media, miré tele, solo por obsesión repasé unos apuntes. La mitología Puan sostiene que un final de Lingüística comenzó a las diez de la matina y cerró mesa a las once de la noche. Como faltaban una veintena de alumnos ansiosos por sacarse los puntos de la lobotomía cerebral, Martín Menendez y sus secuaces retomaron al día siguiente. Lo mío no fue tan así, rendí a las cinco y pico. Antes, me tomé el café más horrible del mundo, preparados por los locos de la cooperativa del primer piso (están advertidos) tuve arcadas en el baño y me escuché dos veces Yield, aquel discazo de Pearl Jam. En el interín, una japonesita me dio charla: es imposible no hacerse de amistades en esas situaciones, amistades que duran lo que dura la espera. La japonesita, de la cual nunca supe el nombre, traía puesto unas calzas negras y unas zapatillas multicolores que me hicieron acordar a los Power Rangers. Era linda, a la manera de las japonesas, y terminaba muchas de sus frases alargando la última vocal, como una especie de eco.
martes, 22 de julio de 2008
Esperando el impacto
Una versión alternativa y muy minimalista de un tema que siempre me gustó mucho, cantada (¿compuesta?) por Juan Subirá: señor flaquito al que una vez entrevistamos, hace seis o siete años, en un bar de San Telmo.
sábado, 19 de julio de 2008
miércoles, 16 de julio de 2008
Abre: pequeña teoría sobre el fin de la razón
El disco también es una ensaladita sonora muy bien condimentada: rumba, guitarreadas cruzadas, baladas a piano, algo que por la actitud es cercano al heavy: “Desierto” es un tema extraordinariamente hardcore que a mi me despierta ganas de patear cosas.
A nivel compositivo lo de Fito es de una riqueza fascinante, de lo mejor de su carrera: parece moverse por acumulación, sin hartar, saltando de un lugar a otro sin perder el equilibrio, derivando lunfardo urbano, citas literarias, realismo sucio: la palabra cuidadísima, precisa, potenciada por la música, tan distinta a las canciones de sus últimos discos donde parece primar cierta desprolijidad que si concuerda con el registro desafinado de la loca Paez. Hay otra cosa: la poesía parece disponer de la música, el ritmo, en muchos casos, proviene de los versos mismos. “La despedida” es una de las canciones mas lindas que he escuchado y tiene versos admirables:
ordenando libros viejos que leí pero olvide
besos de tu madre en el teléfono
y la lluvia es un espejo
que me ayuda a verte bien.
Oigo tu sonrisa que ilumina
el estudio y la cocina
entre las copas y el café…”
El yo se camufla y se vuelve ciudad y multitud: es un yo mutante, desbordado que, por momentos, pretende abarcar muchísimo. Y si lo que es nuestro (según Fito) atraviesa el tamiz del compositor que quiere y busca y finalmente logra (o no) decir todo, eso se vuelve una canción enorme como “La casa desaparecida”: una voluminosa y adjetivada súplica que, como nuestro país, también deja constancia de todo lo que quizá pretendía ser este disco (uno hermoso, pero por momentos oscuro, despampanante, ambicioso y desesperado) y todo lo que pretendía decir Paez, aquel chico de 36 años necesitado de descargar su verborrea musical:
“… yo volví con Onganía y la cosa aún seguía
aristócratas patricios y Patricias de Anchorena
tan católicos mamones, protagonistas sin roles
yendo tras de un socialismo patriotero, indicalista
preparados todos para aterrizar en pista
ya vacíos los aviones, transformarlos en camiones
de intereses, balas tristes
y vecinas que no entienden que ha pasado
en este barrio tan tranquilo, tan callado
y quien dio la orden de cambiar el mundo…”
hoy sus hijos son caníbales fantasmas
los cadáveres se guardan o se esconden en el rio
en palacios de memoria ensangrentada
y tenemos pijas grandes, largas como mil facones
y anacrónicas arengas, melancólicas uniones
la bandera enloquecida, maten a los maricones
que los hombres van de putas para sentirse varones
siempre el padre omnipresente de mirada contundente
que escondía un seductor muy asexuado
gracias papi por las flores, por las reinvindicaciones
vos sabés los hijos nunca te fallamos
y si mami aún viviera, hoy sería jardinera
en el cementerio club de las pasiones…”
martes, 15 de julio de 2008
Poemas perros
en la mesa de un 24 hs
hay que quedarse muy
quietitos
le dice es todo muy leve
y a la vez
filoso
mismo la palabra
leve
parece a pto de salir cortando.
esas luces de autos y colectivos
vacíos que doblan en la avenida
tampoco
esas conchetas mostrándose
fotos de sus clases de esquí en la mesa de al lado.
no saben
de café y sin embargo
acá hay gente que les copia.
sí
algo
lento en el humo del cigarrillo
que asciende
en la noche quieta
acelerando al llegar a cierta altura.
tabaco
y café frío en vasos descartables?
la noche
se para encima de la mesa
se queda parada.
fresca
la noche entre nosotros quietos.
recortándose
sobre un fondo oscuro
que en días de sol debe ser muy verde.
viernes, 11 de julio de 2008
Feria del Broli

jueves, 10 de julio de 2008
Aniversarios
Es mi cumpleaños número nueve:
no se donde poner los brazos
cuando todos cantan
o me besan. Mi abuelo se quita
los lentes, me rasca
la cabeza
un regalo enorme, que no saben
como traer.
Nadie duerme, los vasos
y platitos descartables
el sonido de otras fibras
persiguiéndose: ayer
entregué las tarjetas
en un recreo, ahora
va a explotar la piñata
todos observan, hiperconcentrados
como esos nadadores que se balancean
probando la flexibilidad del trampolín.
lunes, 7 de julio de 2008
Ramones
Lo raro es que la música de los yorkinos nunca me impresionó demasiado, salvo la figura de Joey, ese mono lungo y desgarbado de 1,98 que, según wikipedia, tenía un cuerpo ¿ectomórfico? y sufría de un desorden compulsivo-obsesivo. Así que no se bien de donde me llegan estas ganas, si nunca pude mas que tararear esos cinco o seis temas que todos sabemos un poco. En fin. Mientras tanto, calmar la ansiedad y la emoción escuchando las baladitas hermosas de Joey por youtube.
domingo, 6 de julio de 2008
viernes, 4 de julio de 2008
La prensa
Lo que golpeaba el vidrio de la ventana era una especie de frío seco, inútil. A menos que esos golpes sirvieran para pulsar las horas que pasaba echado, ruidos como ráfagas de cansancio, empujoncitos que hacían temblar el cenicero de madera sobre la panza, enrulado por bucles de ceniza.
Encima del escritorio estaba la foto que miraba de costado, quizá por que le venía una sensación curiosa de que la foto se estaba moviendo, o más bien que algo de ella estaba viva y también lo miraba a él. Lo que no sería extraño, por que la piba que aparecía de frente a un balneario de Villa Gesell lo estaba abrazando. Y encima se dejaba tocar el culo. No se si a él, tirado y fumando en la cama, pero también a él, vestido con unas bermudas azules hasta la rodilla, en cueros, medianamente bronceado. Lo que también podía suceder es que tuviera que revisar, a cada rato, que él mismo no desapareciera de la playa. O que ella no se fuera, como definitivamente pasó, pero mucho después de esa fotografía detrás del balneario y unos días antes de que el pibe de la foto se tirara a fumar y a escuchar un viento que no se sabe si golpea o se imagina. En eso se avivó que le picaba el cuerpo. Se sentía triste. Primero, agarrando el cenicero para que no se vuelque, estiró un pie, hizo apoyo en el suelo y se enderezó. Abrió la parte de atrás del marco y puso la foto boca arriba. Después le vino la idea, dijo ya está, creyendo que eso mismo que iba a hacer solucionaría todo su drama. Casi con timidez metió mano y todo sucedió con cierta brutalidad fantástica: a la fuerza la agarró de los pelos, la fue retirando de la playa, de las olas, a pesar de los pataleos y los gritos a través del papel fotográfico. Un brazo gigantesco que tapaba el sol. Finalmente puso el cuerpo de Camila sobre la mesa. “Ahora si que no te podés rajar a ningún lado” gritó, cerrando más y mas la mano hasta formar un puño.