miércoles, 17 de septiembre de 2008

Santa Teresita


Nos cubrimos de cremita solar

todos los poros

con un amor de madre que se esparce

desde la nariz hasta el pecho

todos los refugios ínfimos

cada felpa del cutis

para no caer

en orificios de leche.

martes, 16 de septiembre de 2008

Contratapa Universitaria


Alrededor de un año atrás comenzaron a llegarme boletines de la Facultad de Ciencias Sociales: noticias, decisiones del consejo, marchas, fechas de asamblea, talleres para el armado de tesis, congresos sobre periodismo y otras yerbas. En realidad, antes de comenzar con Letras, cursé dos materias de Ciencias de la comunicación: antropologia cultural e historia media social general. Lo que no explica, claro, de donde sacaron mi cuenta de mail. Lo que cuelgo abajo son las palabras de Pablo Alabarces , docente de Sociales:


(...)

"Doy clase en aulas espantosas, sin calefacción ni ventilación; los techos no se caen, pero pareciera que podrían hacerlo; no se pueden nombrar nuevos profesores, porque no les pagarían –todavía hay varios que no lo han conseguido jamás–; hemos armado un posgrado de lujo, entre gratis y muy barato, pero no recibimos un solo peso para solventarlo y así hacerlo gratuito, como es en Brasil, sin ir más lejos; los empleados administrativos ganan miserias y son muchos menos de los necesarios –y puedo afirmar, porque dirijo hace casi cinco años una oficina universitaria, que no se trata de ñoquis ni de nada por el estilo–. Los compañeros y compañeras que trabajan conmigo en la cátedra arañan los $600 mensuales, y se matan para dar clases espléndidas, dignas de admiración y respeto por sus estudiantes (que los adoran). Pero lo deben hacer muchas veces y en muchos lados, para así armar sueldos decentes.


Y a pesar de todo eso, la UBA sigue siendo la segunda o tercera universidad de América Latina y una de las más prestigiosas del mundo, la que produce un porcentaje abrumador de toda la ciencia argentina. Un verdadero milagro, que el esfuerzo de las sucesivas autoridades políticas por desfinanciarla no ha conseguido destruir. El milagro consiste en el orgullo tenaz de saberse parte de una tradición democrática inaudita: somos el único país del continente donde un hijo de las clases populares podía llegar a doctorarse en su universidad pública, gratuita y cogobernada. Una tradición democrática que tiene las dificultades propias de la lucha política –que la vuelven conflictiva, pero también más democrática que varias provincias sofocadas por el feudalismo–; y una tradición de autonomía que también garantiza que la producción científica sea minuciosamente independiente, solo deudora del rigor científico –pongámoslo así: ni le pedimos permiso a Clarín, ni le debemos pleitesía al PJ o a Macri–.

Con poca plata –las cifras necesarias son ridículas para el superávit fiscal y la recaudación impositiva– todos los problemas se resuelven. La movilización de docentes y estudiantes garantiza que nadie se la robe: será necesariamente plata bien usada. La pregunta del millón es, entonces, si la universidad pública, uno de los grandes orgullos de este país, le importa algo a este Gobierno. Y a toda la sociedad, que critica los paros y las marchas hasta que llega el día de la graduación de sus hijos e hijas. Ese día, entonces sí, se emocionan recordando al abuelo analfabeto.
"

Pablo Alabarces

lunes, 15 de septiembre de 2008

Pliegues desplegables


La pequeña edición de autor que en su versión definitiva estará, el próximo finde, en la feria del libro cordobesa. Gracias a Romina y a todo el aparato desplegable por la invitación!

viernes, 12 de septiembre de 2008

Downtown train




Descubrí la obra de Tom Waits a través de la película Cigarros, de Paul Auster. Este tema (uno de mis preferidos) matiza esa pequeñísima y casi olvidable escena en que William Hurt llega a la fiesta donde el personaje de Harvey Keitel bailotea con un vaso de cerveza en la mano. Impresionante, por otra parte, como se mueve Waits en este video.

martes, 9 de septiembre de 2008

Lectura




lunes, 8 de septiembre de 2008

Una pelota cuesta abajo


Esa vez clavé la mirada

en el bajo envuelto en niebla
y me quedé un rato largo
colgado de eso verde y blanco
hasta que se me humedeció
el pelo. Después me di vuelta
para encarar la subida.

Ahora a veces me hago
el loco, pierdo el corazón,
me quedo callado con
la vista clavada en un punto sólido,
hasta que me saca una puteada:
se me cae el cigarrillo,
el cenicero, los pensamientos se desparraman
en el piso de tierra,
en la alfombra...
entonces vuelvo
para hacer un comentario,
para tranquilizar a mis queridos.

Pero sé quien soy, lo sé, cierro
los puños, me revuelco,
me arrastro, rompo un plato, un libro.
No puedo parar el llanto de una mujer,
no puedo parar de llorar,
nunca tuve huevos,
estoy triste ¿Cómo anda la cosa
por ahí? ¿Estás bien? Te quiero mucho.

Quisiera quedarme tranquilo, preparar
el mate, llamar por teléfono, no pensar,
no despabilarme, son órdenes:

levanto la vista
miro el cielorraso
cuento los pisos de los edificios las ventanas
la cantidad de gente en una esquina
en un piquete
en un colectivo
28 sentados
22 parados
el chofer.

Y me pica el cuero,
me molestan los mosquitos,
los bichitos colorados,
el zumbido de los semáforos
para ciegos,
el olor a pasto,

con el primer rocío
me dicen hola
feliz cumpleaños y me besan.
Entonces bajo la vista
para mirarme el café con leche,
el olor a ropa nueva.

Me gusta pensar que soy
una pelota cuesta
abajo en una calle de tierra
en una mañana fresca y clara.
Me cuesta pensar que soy un pensamiento.

Damián Rios

jueves, 4 de septiembre de 2008

Pasión por lo real

Leonardo Oyola, sobre su novela Chamamé:

Yo me hice tatuar el título en el pecho al empezar. Me decía, si todos los días me levanto y veo eso en el pecho, no quiero tener que explicar algún día: "No, iba a ser el título de una novela pero quedó en nada". Fue jurarme que la terminaba.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

fotografías



lunes, 1 de septiembre de 2008

Flopa


El viernes fui a escuchar a una de mis cantantes-compositoras preferidas en la UNLAM. Recorrer los pasillos de la Universidad de la Matanza (que parece salida de esas películas que traman la vida de los universitarios yanquis) es un golpecito al corazón: en Puán, acostumbrados al caos, convivimos en aulas saturadas donde muchas veces hay que sentarse en el suelo, baños desastrosos en los cuales, por suerte, ahora hay papel pasa secarse las manos, ascensores clausurados, desorden, cortes de luz y amenazas de bomba. Por lo menos lo que corresponde a cuestiones edilicias y administrativas (¡nunca académicas!) todo en la UNLAM parece rozar la perfección; una especie de sosiego, de calma o de brillo, nada de desesperación obse, todo limpio, enorme, blanco, casi hermoso en su prolijidad. Pero quizá esto mismo es lo que genera desconfianza. Por otro lado, además de la costumbre, le he tomado cariño al edificio de Filo-Letras. Pero quiero hablar de música, o de ella, que estaba resfriada y quizá no del mejor humor. Tocó siete u ocho temas, la mayoría de su último y fresquito disco: “Emoción Homicida”. Lo que empañó un poco el set fue el público: demasiados sub-18 que parecieron caer por aburrimiento y murmuraban al terminar cada tema. Es difícil: por un lado chistar pidiendo silencio, por otro, lastima y bronca, todo en su justo medida. El saldo fue reprimir continuamente las ganas de mandar a los nenes a la mierda o salir del auditorio. Pero bueno, lo lindo es escucharla a Flopa, ver como se le enmaraña el flequillo cuando sacude la cabeza, cuando agita y el cabello se le pegotea entre los anteojos y el micrófono. Por un lado tiene las manos ocupadas en la criolla y no puede quitárselo de la cara, pero también me parece que le encanta tocar así, con los mechones transpirados que no la dejan ver, mechones que le dan un aire punk. Después de ella tocó Coiffeur, un pibe que no conocía y me recontra sorprendió: sus canciones tienen una llaneza conmovedora, además es un gran vocalista: fragmenta los tiempos, corta palabras, me recordó un poco a José González. A las doce y pico, después de darle un beso a Flopa y felicitarla por su música, rumbie para casa. Arriba lo que es obvio: foto del set, con flecha violeta sobre mi nuca. Abajo: la letra de una de mis canciones preferidas.


Abandoná:

abandoná tu carga
fijate, todo está apoyado sobre el suelo
y hacé el lugar que haga falta
en vez de armarte una valija de viajero
para llevar lo que vale menos que su peso

así las cosas fueron hechas para ser tenidas
hechas para ser dejadas

no hay que perder la calma
si empantanados en la suerte nos encuentra
la soledad es un ancla
tan hondo se ha clavado a dormir en el lecho
no hay que olvidar
que no hay forma de vivir sin amar

así las cosas fueron hechas para ser tenidas
hechas para ser dejadas

miércoles, 27 de agosto de 2008

Cortázar


La cara de Cortázar mirando por la ventanilla de un tren. Pienso que en cualquier momento va a charlar sobre lo que está viendo, lo va a decir sin mirar el lente de la cámara, dirá puente, río, Buenos Aires. Pero la imagen comienza a desvanecerse, la imagen se pierde, se torna oscura, débil. Todo termina al fin. El mismo documental (“Cortázar” de Tristán Bauer) lo había agarrado por la mitad hace ya casi un año, tal vez un año exacto, en idéntico aniversario. Lo que más me entusiasmó ahora no fue su voz gangosa, su maquinaria fonética proclive a arrastrar continuamente las vibrantes (que hermoso parece, es, el francés en estos casos) sino las imágenes de archivo en que se lo ve caminando por París, o al llegar a Buenos Aires en el 83, o recitando su presencia en un cuarto de la Rue X, en un pasado que es el futuro del oyente. Escuchando sus cuentos, tuve la sensación o la certeza de que su prosa alcanza un clímax sonoro, que las sílabas van trepando en su boca como enredaderas, las frases se hacen larguísimas, se encadenan en su verborrea que siempre suena tan pero tan querible. Y al final bajan. Sus “ejercicios” parecen culminar casi siempre con oraciones de dos o tres palabras que cierran a la perfección el ascendente fluido anterior. Me imagino que mientras escribía, o más bien corregía sus relatos, la voz de su cabeza iba golpeando y acomodando la sonoridad de las palabras. Hace mucho, cuando se hizo una expo en el Recoleta, recuerdo haber leído/escuchado que buscaba cuidadosamente los nombres de sus personajes, justamente por esto de la asociación rítmica. Nada más que decir. Ayer, en la clase de análisis de los medios masivos, Julia Zullo leyó “La vuelta al día en ochenta mundos” para evidenciar un poco aquella trasmisión de radio que unió New York con Buenos Aires, en ocasión de la legendaria pelea Firpo-Dempsey que Cortázar relata de manera extraordinaria. Yo, como siempre había llegado tarde, así que estaba hace mas de una hora sentado en el suelo, con la cabeza rozando el borde del pizarrón, a punto de dormirme ante la línea de tiempo que comenzara con las primeras agencias de noticias europeas hasta, por ahora, la “estatización” mediática del primer peronismo. La lectura del cuento me despabiló. Me enderecé lo que pude, estiré las piernas y me dejé llevar por un relato que nunca había leído. Hubiese prendido un cigarrillo cuando Firpo lo revolea a Dempsey fuera del ring. Ahí la cabeza se dejó llevar: recordé aquel cuento de Fontanarrosa en que un animal norteamericano émulo de Mike Tyson literalmente le arranca la cabeza al púgil argentino en los primeros instantes de combate. Pero entonces, para Cortázar, con esa transmisión radial que su tío escuchaba y repetía en la casita de Banfield y que ahora devolvía Julia Zullo, comienza a morir el boxeo, que solo subsiste en la literatura. Después, volví a casa para enchufarme con el documental de Bauer, como decía más arriba. Bueno, ya es un poco tarde. Acá otra maravilla, algo que escribió Fabián Casas en ocasión de aquella famosa entrevista de Julio Cortázar ante medios españoles.

domingo, 24 de agosto de 2008

Escenarios cotidianos





De nuevo, como aquella vez en que descubrí el cuadernito con sus poemas en el altillo, me siento fascinado con las fotos que sacó mi viejo hace ya casi veinte años. Si existe una sensibilidad que caracteriza a cada época y siguiendo esta línea, cambios y variaciones de lo sensible, lo mismo debería suceder (y podría estudiarse) con la historia de cada persona. Como dije antes, mi viejo escribió algunos poemas en su juventud, se dedicó algunos años a la pintura (hasta estuvo muy cerca de exponer) y después, en algún punto después de los treinta, aparecen estas fotitos: la mayoría de mi madre, otras mías, el campo, mi abuela. Pero hay cierta estética en ellas, un encuadre, una luz que quizá solo yo puedo ver, como si en algún momento mi viejo hubiese descubierto que en la fotografía estaba el perfecto soporte para expresarse a si mismo. Poemas. Pintura. Fotos. De la palabra a la imagen. De la poesía más abstracta al realismo minimalista de mi abuelo Toni haciendo un asado en su vieja casa de Flores. El Torino hermoso de mi padrino al atardecer. El bar en Rafael Castillo. La mujer que, acá arriba, se acerca desde la orilla del mar.


viernes, 22 de agosto de 2008

La invención de lo estático


Vagamos por los brazos del Delta en un bote a motor que conduce Polonia. Le preguntamos con Vero por qué tiene un nombre tan raro, ella dice que no sabe. Pareciera que no hay peces en esta agua oscurísima, un agua repleta de barro que va abriéndose entre islas y yuyos. Una tierra que no se extiende, que parece deformarse como una mancha de tinta que se corre. Los perros ladran desde los jardines o los techos de chapa de las cabañas. La Alemana tuerce el bote corto con precaución y ahora el viento nos da directo en el rostro. Yo meto un dedo en el agua y me lo chupo: tiene un gusto opaco, a vegetal, un gusto a mugre. Empieza a hacer frío. Oscurece. La madera gastadísima del bote se va arrastrando sobre la costa cuando encallamos. Parece una uña que se raspa sin quebrarse. Contentas corremos hacia la casa, hambre, pollo con ensalada, cuatro o cinco pájaros muertos flotando en la superficie de la pileta, arrancándole una mueca de asco a mi mamá y a Polonia...

Desde el principio, el cuento "Tigre", acá

jueves, 21 de agosto de 2008

Ramones II


Ayer escuche en la radio que Bono iba a grabar con los Ramones. Ahora: ¿no se murieron todos los Ramones menos el batero? El último rumor que escuché es que el último Ramone (pongamos que se llama Tommy) se casó con una argentina y vive tranquilamente en un sucucho de Lomas de Zamora. Que tiene una banda de punk-rock, aflojó con la merca y una vez por mes toca en barcitos de mala muerte por la zona sur del conurbano. No se si será cierto.


viernes, 15 de agosto de 2008

Ciclos


Se abre un paisaje seco delante

una fronda de nuez

abierta

las piernas adormecidas, ovillo

sobre el cordón


dame el peor que tengas

vino Bowen

sobre tu mano


a cambio de dos moneditas

nuestra vida que pasa

todo el rancio maizal.


miércoles, 13 de agosto de 2008

Esto lo dijo Albertina Carri



"No me gusta sacar fotos en esos momentos tan importantes porque la fotografía siempre hace trampa. Porque simula retratar el instante como el instante es. Y el instante en general es tanto o más intenso que esa foto quieta, tan quieta. No me gusta sacar fotos, suelo decir en las fiestas de cumpleaños en el momento de apagar las velitas, y todos me miran con cierto desconcierto como si por ser directora de cine me debiera gustar congelar las cosas en un segundo. No, definitivamente los cuerpos inanimados me dan miedo, las vacas muertas me asustan y las cosas cuando se quedan quietas me ponen triste"


lunes, 11 de agosto de 2008

Barrilete



Cuando estudiaba cine me explicaron que había un director (¿Antonioni?) que en sus películas trabajaba constantemente con el fuera de campo. La película siempre parecía resaltar lo que no estaba ahí, o le daba una funcionalidad extrema a lo no figurado, o a lo que no se cuenta, que por no contarse no deja de existir, como sucede en los relatos de Hemingway. Hoy, que volví a ver esta foto, pude comprender (sentir) realmente todo este asunto de Antonioni.


sábado, 9 de agosto de 2008

¿Repetimos?


Así terminó el primer partido, contra los odiados serbios, en las olímpiadas pasadas

miércoles, 6 de agosto de 2008

Sobre un japonés muerto hace 80 años: Ryunosuke Akutagawa


Acabo de terminar de leer Vida de un loco de Ryunosuke Akutagawa. El libro es una compilación que se compone de tres o cuatro partes: “El biombo del infierno” (nouvelle), “Los engranajes” (relatos mas o menos autobiográficos) y “Vida de un loco” (suerte de apuntes y visiones narradas en tercera persona) Al final una carta de despedida de Ryunosuke que prefigura su inminente suicidio a los 35 años. El joven sabio de Akutagawa entremezcla dos vertientes que en el Japón de principios del siglo veinte confluyen: por un lado la tradición oriental, que en “El biombo del infierno” toma su matriz más trágica, y por el otro el proceso de despersonalización y angustia que promueve el mecanismo capitalista. “Vida de un loco” es clarísimo en ese sentido: los primeros apuntes (cotidianos) recuperan el tono visual de la estética oriental y, a medida que avanza (el libro y la vida del japonés) la fragmentación del yo, la incapacidad deseante y la muerte van copando la parada. No hay deseo en el transcurrir diario, solo trabajo o lecturas múltiples: estas recuperan la tradición occidental: Strindberg, Swift, Rousseau, etc. El diario en tercera persona produce un efecto curioso: una lejanía auto-impuesta que quizá le producía una suerte de placer macabro o de distanciamiento a Ryunosuke (también al lector) por otro lado una sobreexposición de los sentidos que deja cierto gusto a nada. Akutagawa es el poeta maldito japonés: sometido en sus últimos años a la idea del suicidio, con una madre que muere loca cuando el escritor contaba siete años y un padre que lo da en adopción. Akutagawa es insomne, psicótico, melancólicamente delirante:


“Babeaba. Su cabeza solo tenía claridad después de una dosis de ocho miligramos de Veronal. Y entonces, solo por media hora o una hora. En esta semioscuridad día a día vivía”


El dolor de Akutagawa es a su manera cosmopolita, no desde la perspectiva del exiliado sino de otro tipo de intromisión, si se quiere literaria e ideológica. Akutagawa es un puente elidido, el suicidio, como escribe, recupera su tradición genealógica: “no lo considero un pecado, como los occidentales” Quizá por esto mismo su visión es mas que interesante y dialécticamente opuesta al manso bovino zen:


“Nosotros, los humanos, por ser animales humanos, tenemos un miedo animal a la muerte. La así llamado vitalidad es solo otro nombre de la fuerza animal. Yo mismo soy un animal humano. Y parece que esta fuerza animal, se ha escurrido gradualmente de mi sistema, a juzgar por el hecho de que tengo tan poco apetito por la comida y las mujeres. El mundo en el que vivo es el de los nervios enfermos, lúcido como el hielo. Esta muerte voluntaria debe darnos paz, sino felicidad. Ahora que estoy listo, la naturaleza me resulta mas bella que nunca, por paradójico que parezca..."

domingo, 3 de agosto de 2008

Kaspar Hausis

En Berlin, con la aparición estelar de Cucurto y música de Ariel Minimal.

viernes, 1 de agosto de 2008

Se aceptan regalos, abrazos y buena onda


Hace pocos días, el 29 de julio, estos peces descartables cumplieron su primer añito de existencia

miércoles, 30 de julio de 2008

Luces

Hago pis en la calle
con el morral cruzado
como una línea de fracción:
¿qué números o pedazos tatuados
con esmero sanguíneo
divide?
De arriba hacia abajo
no se sabe que llega
quién se va
cruzando el pecho hasta la cintura
así
dejando fuera los ecos
luminarias
este/oeste de mi continente.

O visto de otra forma
hasta acá lo que fue tuyo
el resto mío
como una línea imaginaria en el océano
o un señalador azul en un libro
de Akutagawa
que subdivide la pulpa del núcleo
lo fresco de lo ajeno

esta carga pesadísima
sobre mi animal de lomo ancho.

lunes, 28 de julio de 2008

Batman: El caballero oscuro




Se entiende que este blog es bastante ecléctico, aunque alguna vez, acá y acá, ya habíamos hablado de cine. Jamás de historietas, aunque tengo pensado escribir sobre algunos personajes de comic un día de estos. Sucede que vengo de ver la película del encapuchado, del maniático millonario que se disfraza de rata gigante y sale a combatir el crimen por las noches. Es difícil escribir sobre algo que a uno le ha gustado muchísimo, más sencillo ponderar las críticas que despierta un disco, una película, un libro. A Batman empecé a leerlo de pibe, hay una saga fabulosa llamada Justicia ciega, en la cual, se decía, iba a basarse Christopher Nolan (a esta altura, un director que ha renovado las bases del thriller norteamericano) y su hermano guionista para esta película. Es un mini-book de tres historietas de alrededor de 50 página cada una, mucho antes de que Batman apareciera peleando contra Depredador, o combatiendo al Ku Klux Klan o en la saga Veneno, cuando retoma las corridas del justiciero oscuro con cincuenta y pico de años, algo esquizo e inflado de anabólicos y anfetas. Pareciera que el personaje creado por Bob Kane siempre ha dado letra a las más fantásticas y perturbadoras imaginaciones. Volvamos: en Justicia ciega un Bruce Wayne paralítico es acusado de comunista, lo que Nolan seguramente reformularía como un millonario que sostiene con sus fondos al terrorismo (fundamentalista o no) mientras Batman se las tiene que ver contra una organización de asesinos a distancia, surgida como un departamento de la propia Waynetech a finales de la primer guerra mundial. La novela gráfica (y está bien llamarla así) es excelente, si pueden conseguirla, haganlo, es mas que recomendable. Para el que no vio El Caballero de la noche, los mismos dilemas se van trazando tanto en la peli como en el comic. También me hizo pensar en La broma asesina, cuando la locura del Guasón y de Batman logran emparejarse: ¿A quién le funciona peor, al payasito que reparte caos o al tipo que se viste de murciélago y pretende acabar con el mal a golpe de puño?

En fin, vayamos a la peli: esta nueva versión de Batman deja atrás todo el cine de superhéroes que se ha filmado hasta ahora, no es que abra grietas o asuma una nueva búsqueda estética (como el Hulk de Ang Lee) sino que la película de Batman es muchísimo más que eso: encerrarla en ese cluster es minimizarla, las resonancias se expanden como los brazos de un río. Para empezar, un bestial Ledger le pone tanta locura al Guasón que lo convierte en un terrorista paranoico (que deja de ser caricaturesco o simbólico, como el ideado por el gran Jack, para convertirse en un tipo jodidamente verosímil que (sobre)vive del caos. El guión, los diálogos y la dirección son excelentes. Las escenas de acción de las mejores que he visto. La música de Hans Zimmer es perfecta, junto con el crescendo que se convierte en un ruido metálico sobre el final del film. La tensión que va en aumento, por así decir, porque hay varios momentos en que hay que agarrar con fuerza la butaca: cosa que hice, a pesar de lo horrible que es ir al cine en vacaciones de invierno. Nolan hace maravillas, especialmente con la dosificación del tensiometro, lo alarga, lo pluraliza, se permite ir repartiendo varias historias (no solo la de los personajes principales, vean sino la escena del transbordador) historias cuyo catalizador parece ser el Guasón (sino lo dije, Ledger la rompe) Sorprende pensar que a partir del personaje del Joker se van tejiendo las otras historias (¿era en principio un personaje secundario que se terminó comiendo la película? Difícil, su protagonismo es claro, aunque quizá menor que el del fiscal Dent. Aún así, no conviene olvidarse del resto del reparto, que la deja chiquita y están impecables, todos y cada uno, ni del golpeador Bale, el mejor Batman de la historia) Otro asunto es el hiperrealismo que le imprime Nolan: baja el film a la calle, a la humedad y la brea, Ciudad Gótica ya no es el romanticismo burtoniano sino lo mas parecido al Chicago de la década del veinte, dominada por Capone, en la que se inspiró Bob Kane para fundar su ciudad del crimen, pero ahora, con Nolan, se convierte en la city perversa del siglo veintiuno, oscurísima y perturbada.
En fin, me quedan muchísimas cosas en el tintero: por lo pronto, El caballero de la noche es una película extraordinaria y muy recomendable. Vayan a verla y me cuentan.


viernes, 25 de julio de 2008

Final del juego


Como me pasa seguido antes de rendir un final, en la madrugada de ayer soñé que me quedaba mudo. Así, de pronto, un docente sin cara me preguntaba cosas y yo respondía con la cabeza, si, no, pero no podía explicar los polos de los que habla Bourdeau, o la reproducción de la ideología capitalista. Como en aquella escena de Matrix, los labios se me fundían. Me levanté cansado del insomnio a las seis y media, miré tele, solo por obsesión repasé unos apuntes. La mitología Puan sostiene que un final de Lingüística comenzó a las diez de la matina y cerró mesa a las once de la noche. Como faltaban una veintena de alumnos ansiosos por sacarse los puntos de la lobotomía cerebral, Martín Menendez y sus secuaces retomaron al día siguiente. Lo mío no fue tan así, rendí a las cinco y pico. Antes, me tomé el café más horrible del mundo, preparados por los locos de la cooperativa del primer piso (están advertidos) tuve arcadas en el baño y me escuché dos veces Yield, aquel discazo de Pearl Jam. En el interín, una japonesita me dio charla: es imposible no hacerse de amistades en esas situaciones, amistades que duran lo que dura la espera. La japonesita, de la cual nunca supe el nombre, traía puesto unas calzas negras y unas zapatillas multicolores que me hicieron acordar a los Power Rangers. Era linda, a la manera de las japonesas, y terminaba muchas de sus frases alargando la última vocal, como una especie de eco.

martes, 22 de julio de 2008

Esperando el impacto


Una versión alternativa y muy minimalista de un tema que siempre me gustó mucho, cantada (¿compuesta?) por Juan Subirá: señor flaquito al que una vez entrevistamos, hace seis o siete años, en un bar de San Telmo.


sábado, 19 de julio de 2008

Me quieren no me quieren

El cuentito "Chispita", a solo un clic, en el invernadero.

miércoles, 16 de julio de 2008

Abre: pequeña teoría sobre el fin de la razón


Así definía Fito Paez a su nuevo trabajo, en aquel lejano 1999. Habían pasado cinco años desde Euforia (hasta entonces su último laburo de estudio) y lo que el rosarino había lanzado era un álbum complejo y fundamentalmente apoyado en el poder de sus letras. Primero: que difícil que un disco pretencioso sea, también, hermoso. Y que tenga la suficiente consistencia para dejar conforme al autor y al público. Abre es un discazo y representa esa época en que Fito, en cada entrevista, citaba alguna escena de una película de Kurosawa. Y hablaba de su nuevo disco como uno que incomodaría a muchos de sus fans. ¿Porque? Un disco largo (las doce canciones ocupan 72 minutos de pista: hagan cuentas) con una épica y una poética poco características en el rosarino, un perfil rítmico muchísimo más bajo que, por ejemplo, El amor después del amor, una suerte de introspección ideológica, una voluntad de decir, un rechazo al hitazo (el corte de difusión, esa maravilla llamada “Al lado del camino”)
El disco también es una ensaladita sonora muy bien condimentada: rumba, guitarreadas cruzadas, baladas a piano, algo que por la actitud es cercano al heavy: “Desierto” es un tema extraordinariamente hardcore que a mi me despierta ganas de patear cosas.
A nivel compositivo lo de Fito es de una riqueza fascinante, de lo mejor de su carrera: parece moverse por acumulación, sin hartar, saltando de un lugar a otro sin perder el equilibrio, derivando lunfardo urbano, citas literarias, realismo sucio: la palabra cuidadísima, precisa, potenciada por la música, tan distinta a las canciones de sus últimos discos donde parece primar cierta desprolijidad que si concuerda con el registro desafinado de la loca Paez. Hay otra cosa: la poesía parece disponer de la música, el ritmo, en muchos casos, proviene de los versos mismos. “La despedida” es una de las canciones mas lindas que he escuchado y tiene versos admirables:

“Yo estoy a tu lado revolviendo
ordenando libros viejos que leí pero olvide
besos de tu madre en el teléfono
y la lluvia es un espejo
que me ayuda a verte bien.
Oigo tu sonrisa que ilumina
el estudio y la cocina
entre las copas y el café…”


El yo se camufla y se vuelve ciudad y multitud: es un yo mutante, desbordado que, por momentos, pretende abarcar muchísimo. Y si lo que es nuestro (según Fito) atraviesa el tamiz del compositor que quiere y busca y finalmente logra (o no) decir todo, eso se vuelve una canción enorme como “La casa desaparecida”: una voluminosa y adjetivada súplica que, como nuestro país, también deja constancia de todo lo que quizá pretendía ser este disco (uno hermoso, pero por momentos oscuro, despampanante, ambicioso y desesperado) y todo lo que pretendía decir Paez, aquel chico de 36 años necesitado de descargar su verborrea musical:


“… yo volví con Onganía y la cosa aún seguía
aristócratas patricios y Patricias de Anchorena
tan católicos mamones, protagonistas sin roles
yendo tras de un socialismo patriotero, indicalista
preparados todos para aterrizar en pista
ya vacíos los aviones, transformarlos en camiones
de intereses, balas tristes
y vecinas que no entienden que ha pasado
en este barrio tan tranquilo, tan callado
y quien dio la orden de cambiar el mundo…”

“… madres muy desesperadas cocinaban y planchaban
hoy sus hijos son caníbales fantasmas
los cadáveres se guardan o se esconden en el rio
en palacios de memoria ensangrentada
y tenemos pijas grandes, largas como mil facones
y anacrónicas arengas, melancólicas uniones
la bandera enloquecida, maten a los maricones
que los hombres van de putas para sentirse varones
siempre el padre omnipresente de mirada contundente
que escondía un seductor muy asexuado
gracias papi por las flores, por las reinvindicaciones
vos sabés los hijos nunca te fallamos
y si mami aún viviera, hoy sería jardinera
en el cementerio club de las pasiones…”


La letra completa, a quién le interesé, acá.

martes, 15 de julio de 2008

Poemas perros


El domingo, después de la FLIA, me senté en la cocina a comer tarta de jamón y queso y leer un poquito de los Poemas Perros, de Damián Ríos (editado por la gente de Ediciones Belleza y felicidad) No se que circulación tienen las cosas de Ríos, digo esto por que sus escritos son bestiales. Apenas leí un largo poema a través del Señor de abajo, una novelita (que recomendé acá) y, ahora, esto. Después abrí el correo y descubrí un mensaje bastante fuerte, fuerte por la carga emocional que traía. Lo que me pasó: no pude imaginar la voz de quien me escribía, los gestos, la cara, tierra que tapa cosas. El asunto es que quedé sonsísimo y confundido, mas allá de que el mensaje era muy bonito, lo que también me descolocó. Al rato, me puse a escuchar una versión genial de Roxanne a guitarra y clarinete. En fin, quiero colgar uno de estos perros de Damián:

Humo en remolinos lentos, café


Domingo a la noche
en la mesa de un 24 hs
hay que quedarse muy
quietitos
le dice es todo muy leve
y a la vez
filoso
mismo la palabra
leve
parece a pto de salir cortando.

En estos casos no molestan
esas luces de autos y colectivos
vacíos que doblan en la avenida
tampoco
esas conchetas mostrándose
fotos de sus clases de esquí en la mesa de al lado.

Es sabido que los americanos
no saben
de café y sin embargo
acá hay gente que les copia.

Hay algo

algo
lento en el humo del cigarrillo
que asciende
en la noche quieta
acelerando al llegar a cierta altura.

Remolinos.

¿Alcanza con hablar de remolinos de humo
tabaco
y café frío en vasos descartables?

Así.

Liviana
la noche
se para encima de la mesa
se queda parada.


Así

Ancha
fresca
la noche entre nosotros quietos.

Así.

El perfil iluminado de tu mujer
recortándose
sobre un fondo oscuro
que en días de sol debe ser muy verde.

viernes, 11 de julio de 2008

Feria del Broli


La FLIA (Feria del Libro Independiente y Alternativa / Autónoma / Autogestiva / Amiga) te invita a la 8ª FLIA en IMPA (Fábrica recuperada por sus trabajador@s), el día domingo 13 de Julio a partir de las 12:00hs y hasta las 22:00 hs.

jueves, 10 de julio de 2008

Aniversarios


Es mi cumpleaños número nueve:

no se donde poner los brazos
cuando todos cantan
o me besan. Mi abuelo se quita
los lentes, me rasca
la cabeza
un regalo enorme, que no saben
como traer.
Nadie duerme, los vasos
y platitos descartables
el sonido de otras fibras
persiguiéndose: ayer
entregué las tarjetas
en un recreo, ahora
va a explotar la piñata
todos observan, hiperconcentrados
como esos nadadores que se balancean
probando la flexibilidad del trampolí
n.

lunes, 7 de julio de 2008

Ramones

Hoy me levanté con ganas de escuchar a los Ramones. No una canción o un disco, sino toda la discografía, recorrer hasta agotarme esas canciones repetitivas, chiquitas, furiosas, acordarme de aquellas fiestas punkies, con gordos enormes que tomaban cerveza hasta quedar tumbados en la calle (y había que darlos vuelta como barriles para que no se ahogaran en su propio vómito) skaters, gente ni fu ni fa como yo. De otra vuelta por Ramos en donde tocó Flema y había pibas que escupían a Ricky en la cara. Y Ricky habría la boca y le pedía a la mina mas oscura y más linda que le entubara un escupitajo en la garganta.
Lo raro es que la música de los yorkinos nunca me impresionó demasiado, salvo la figura de Joey, ese mono lungo y desgarbado de 1,98 que, según wikipedia, tenía un cuerpo ¿ectomórfico? y sufría de un desorden compulsivo-obsesivo. Así que no se bien de donde me llegan estas ganas, si nunca pude mas que tararear esos cinco o seis temas que todos sabemos un poco. En fin. Mientras tanto, calmar la ansiedad y la emoción escuchando las baladitas hermosas de Joey por youtube.