jueves, 20 de noviembre de 2008

Me voy enterando

Toda acumulación se paga con miedo

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Volvió Avantt


Volvieron los chicos de Avantt, ahora también en papel. Y acá aparecemos nosotros.

sábado, 15 de noviembre de 2008


La correntada de aire me hace tiritar. Me subo el cuello del camperón y me acomodo la bufanda escocesa dentro del pulóver. En lo alto mantengo el fogonazo rabioso de la antorcha, que ilumina los pastizales de la plaza de los rateros: los bancos están destruidos, olor a pis de gato, bandadas de árboles que mueven sus copas bajo un ritmo impreciso. La noche no ilumina nada. En algunas casas, si se fuerza la vista, lo que se percibe es el fulgor de las velas detrás de las persianas. La mayoría duerme. Algunos pocos deambulan con linternas o con antorchas por el barrio, buscándolo al borracho de Tonga. Distraído cruzo la plaza y pateo una latita de coca cola descascarada: como mosquitos se me vienen encima los pedazos de cartones, toneladas finiseculares de basura hueca. Desde la altura de la calle el corte de luz parece total: una oscuridad negrísima burbujea mientras la lata que pateo hace un ruido metálico sobre el césped, una vez, dos veces, hasta que me doy cuenta que me aburro como un perro. No tengo nada en que pensar. En un portón se me da por apretar un timbre y salir corriendo. Cuando llego a la esquina recupero el aire, me agacho, me doblo sobre mi mismo bajo una sed exasperante. Sufro unas puntadas horribles que crecen desde la panza.



Extracto de "Solos y de noche"


martes, 11 de noviembre de 2008

Faith no more - I Started a joke




¿Alguien sabe como se llama el actor que le pone cuerpo a la voz de Mike Patton?

domingo, 9 de noviembre de 2008

Un héroe colectivo





El propio Oesterheld tenía un taller gráfico debajo de la cancha de Huracán. En la superficie bullían las gradas, las tribunas de concreto, los miles de quemeros que los fines de semana alentaban a su equipo, literalmente bajo tierra, Germán ideaba sus personajes. Era un lugar chiquito, sucio, con muebles que parecían caerse a pedazos, aceite y grasa. Una tarde en que entró sin avisar un tipo de jean completamente desconocido, Germán y Atilio se asustaron. El tipo les preguntó que hacían ahí. Historietas, dijo Oesterheld. Ah, murmuró, pegando media vuelta, como si hacer comics en el subsuelo de una cancha de fútbol, al lado de las calderas, fuera la cosa más normal del mundo.



jueves, 6 de noviembre de 2008

Me quiero ir acá





martes, 4 de noviembre de 2008

Tibio tibio


Salgo de casa y la veo a mi vecina, en pantuflas, metiendo algo en una bolsa de consorcio. La saludo y me quedo mirando que es lo que empuja, lo que hace fuerza por meter en la oscuridad. ¿Será el cadáver de su marido? No: es un árbol de Navidad enorme, me dice, que lo quiere tirar desde hace años.


jueves, 30 de octubre de 2008

Cosas que pasan


Estuve a punto de comenzar esto con una cita enmascarada de Fabián Casas. Mi línea, antes de borrarla, comenzaba así: “Quiero aclarar de entrada que soy un reverendo sentimental”. Ahí paré el carro. La idea es la misma, lo que quiero decir es que me considero un gran sentimental y, cada tanto, sufro de ataques de cursilería notables, de los cuales no se si sentirme orgulloso o aceptarlos con resignación. Siguiendo el pulso radial del último jueves, hace unos días escuchaba por la Metro la entrevista que Matias Martin le hacía al responsable de una agrupación solidaria cuyo nombre se me olvida. Me di cuenta de algo: el hambre, la forma más baja de la pobreza, me demuele. Me desencaja, me afecta, me pone muy mal. Es la realidad oculta de los mecanismos mediáticos, publicitarios pero también personales. Y también quiero aclarar que tengo una predilección por la anécdota dramática, el acto solidario que cuanto más simple más me pega. En este caso, la historia de un limpiavidrios que le ayudaba con pañales y leche en polvo a una mujer que, con un bebe en brazos, pedía todos los días en la puerta de Tribunales. Ahí mismo, rotura expuesta de las napas sensibles. Bastante quebrado seguí pegando fotos: una vuelta de pegamento que cubra los bordes y otra vuelta para empapar el centro. Agarrar la foto de la punta. Ponerla arriba. Pegar otra y ahí, con las dos fotos, llevarla a la otra mesa para que se sequen. Fotografías de quinceañeras bailando el vals, casorios en la playa, baile, Vilma Palma tocando en vivo. Afuera ladra la perra coja porque me olvidé su comida. Apago la radio. Voy al baño sintiendo una pelota en la boca del estomago. Cuando salgo, veo un mensaje en mi celular: “Felicitaciones. Te ganaste dos entradas para el Personal Fest”


miércoles, 29 de octubre de 2008

La paranoia


Ayer escuchaba una promo de Perros de la calle, el programa radial que lidera ese tipo entre cool y berreta que personifica Andy Kusnetzoff, en la que José Pablo Feinmann respondía que si, que varias veces le inventó una cita a algún ilustre intelectual para “quedar como un duque”. Me quedé pensando si el gordito de Feinmann (dicho esto con simpatía, me produce una suerte de encanto como se ha ido transformando con los años en una especie de maestra de primaria jubilada y obesa) pensaba si Feinmann no estaba desbaratando un mecanismo que mejor guardar en el más profundo secreto; si Feinmann no funcionaba como ese mago con careta que cada tanto aparece por canal trece, ese mago que cuenta los entretelones de trucos de magia de hace diez o quince años atrás. Si Feinmann, entonces, no le daba sentido a mi paranoia: todo aquel que está citando oralmente, es en buena medida una enorme posibilidad de chamuyo.


martes, 28 de octubre de 2008

El arrepentimiento


"Es la noche del 28 de diciembre; suena el teléfono y respondo. Miro la hora: las 11 y media. Mi hermano Marcelo me habla desde la ruta.


-¿Te acordás del 31 de mayo del ´98, cuando te dediqué el campeonato de Vélez en “Fútbol de Primera”?- me descerraja a boca de jarro.


Cómo no me voy a acordar.


-Bueno- continúa, inexorable- Creo que no debí haberlo hecho.


Por una décima de segundo me estremezco. Lo imagino irrumpiendo en “Fútbol de Primera” a paso redoblado, dispuesto a enmendar la injusticia retirándome el homenaje; involuntariamente, aprieto el puño como atrapando un talismán.


-Tengo tres razones -se explica-. La primera es que uno no debería disponer de la totalidad de lo que sólo es parcialmente propio. Aquella noche, campeones habíamos salido todos, los jugadores y yo, de manera tal que al haber estado ausente del programa el plantel completo, yo no debí apropiarme de ninguna manera de lo que no era mío.


- La segunda razón es que si una dedicatoria contiene un sentido eminentemente personal, ya que uno expresa un sentimiento íntimo, de dicho modo debería hacérsela llegar al destinatario, y no por televisión.


- En tercer lugar- cierra- uno no debe dar al periodismo una herramienta tan poderosa como el conocimiento de la propia emotividad desnuda. Si todos los que acceden a ella le fueran a dar el trato que merece un sentimiento noble, podría ser, pero no hay garantías, no hay garantías.


La conversación gana caudal. Una parte de mi cabeza repite una maniobra que vi en algún partido de los que jugó la selección nacional, una jugada que sólo puede concebir una mente martirizadamente concienzuda. Ortega toma la pelota y el soplo de su irreflexión la conduce entre las piernas de varios rivales, se la pasa al Piojo López que generosamente se estira sobre la otra banda, como hacen los corredores olímpicos que están a punto de cruzar la meta, como hacen los pájaros, y éste la hace llegar a Batistuta, que está en el lugar justo en el momento adecuado, en ese sitio inacabablemente identificado y ocupado durante los fatigosos entrenamientos. Batistuta, con un remate despiadado transforma las largas horas de falta de autoindulgencia, de aplicación y de tenacidad, en gol argentino.

Recuerdo que le hablé de ese gol a mi hermano Marcelo.


´, me dijo, ´pero en las prácticas Bati no disparaba con violencia, sino que tenía que tocar suave a un costado del arquero, tomándolo a contrapierna. El tanto que te gustó no debió haber sido gol. Te voy a dar tres razones por las que no es justo que la jugada terminara como terminó...´"


Argentina, una luz de almacén de Rafael Bielsa.

domingo, 26 de octubre de 2008

Sobre como disfrazar la expectativa


Ahora el ritmo, los trazos, la ventana por donde pasa el camión de los basureros haciendo un chirrido sobre el asfalto. Frena a unos pocos metros. Subimos al taxi. Le pedimos que agarre Santa Fe, mientras empiezo a bajar la ventanilla para así prenderme un cigarrillo. Me gusta sentir el aire a mitad de la cara, como si alguien soplara en mi frente. Llegamos al quinto piso, sobre la mesa hay un diario en francés. Voy descifrando palabras a partir de las fotos o lo dibujos mientras me decís que vas al baño, que te espere en la habitación. En la parte de atrás del diario está el horóscopo, lo que me resulta rarísimo. Me pregunto de que signo serás, por ese asunto de la compatibilidad sexual, mientras doy vueltas por el departamento, admirando el orden, el desorden, pero por sobre todo las cosas en su correspondiente lugar, amontonadas. Siempre pensé que ordenar es una tarea dificilísima: en resumen no es más que mover cosas de un lugar a otro. Apilarlas. Pero no puedo. Son las cuatro de la mañana. Me saco las zapatillas y luego las medias. Estoy tan nervioso que tengo ganas de fumar hasta consumirme: todo depende de vos de vos de vos. Entonces me gritas que ponga el disco de Bjork que está sobre la cómoda, que ya venís.

viernes, 24 de octubre de 2008

Notas para una monografía sobre viajeros II


Quizá por eso, además, nos encanta recorrer la ciudad y caminar sus calles. Si la distancia de un punto a otro es menor a quince o veinte cuadras dejamos de lado los colectivos y los taxis y caminamos. Si es de noche- y es así en general: nuestro mejor ánimo en lo que ha caminatas respecta nos encuentra bajo el influjo de lo nocturno- si es de noche mucho mejor: la ciudad es otra. Creemos que hay dos tipologías de ciudad: la ciudad del trabajo y de la cotidianeidad, la ciudad del sol y, en su reverso, la ciudad de la mugre que también es la belleza sistemática de lo fantasmal. La ciudad vacía, la ciudad oscura, que no deja de ser la ciudad de los mendigos y la ciudad de los perros. Nosotros preferimos la última: esa ciudad cuyos signos nos atrae decodificar. Caminar a Buenos Aires de noche. ¿Será que caminar traza una inmediatez con la ciudad, una manera de intimar con ella? ¿Será que la caminata convierte a la ciudad en un suburbio?


martes, 21 de octubre de 2008

Tarde en la noche y con lluvia


Dejo el rollo de papel higiénico al costado de la cama: mi bendito resfrío ya liquidó dos carilinas y medio paquete de servilletas de papel. Durante la noche me despierta la tos, el dolor de garganta y en algún momento, creo que a las cuatro o cinco de la mañana, estiro el brazo y descubro que el rollo de papel se ha desplazado desde la cabecera hacia alguna parte desconocida de la habitación. Salgo de la comodidad de las frazadas para tantear el suelo con el pie y descubrir, ya casi resignado, que el rollo ha rodado hasta ocultarse debajo de la cortina. Me duermo. Sueño con lo último que vi en mi zapping furioso por la tele: serpientes constrictoras por discovery channel. ¿Una boa de seis metros puede digerirse a un ser humano? Si ¿Qué presión ejercen sus anillos? La de un colectivo de línea sobre el pecho. ¿Alguna otra información inútil? En mi sueño aparecía el dibujo del Principito, aquel del elefante dentro de la boa.


lunes, 20 de octubre de 2008

Escritos en la cama

Paula presenta Escritos en la cama el miercoles 22 de octubre a las 20 hs en Documenta Escénicas, Lima 364, Córdoba Capital.
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Presenta:
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Claudia Santanera

Lectura + música + fotografía

Música:
José Ianniello
( Guitarra, Bs As)
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Emilia Daveloza
.........( Saxo, Cba)
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Proyección y fotografía:
Melina Passadore
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y para cerrar, brindis.

jueves, 16 de octubre de 2008

Notas para una monografía sobre viajeros


El viajero no es aquel que viaja buscando los mismos signos de la ciudad que ha dejado atrás, sino aquel que pone a prueba una nueva legibilidad semiótica, la posibilidad de adecuarse a un nuevo espacio decodificando nuevos signos, nuevos parques, caminos, construcciones, mercancías. Aquel que se enfrenta a un lenguaje que no conoce y aprenderá a leer la nueva ciudad a medida que se desplace. El viajero supone dos fases: primero la movilidad vertiginosa, el camino (On the road) el imaginario del destino distante. Luego, la tarea de reconocimiento, el choque con la multitud o el vacío (bosque, playa, desierto). La primera fase no supone lectura mas que como expectación de lo que viene, aunque mas adelante trataremos el tema de la ruta y su significación. Quizá aquí es donde se confunde el turista con el viajero. Los diferencia la certeza de su imaginario con respecto al porvenir. El turista, en cambio, es aquel que viaja mediante lógicas ya experimentadas, no busca mas que los signos leídos en lo que ya conoce: el turista no experimenta mas que una vivencia. La verdadera experiencia, la anécdota, la posibilidad de adecuación, solo está en el viajero. Por eso odiamos las guías turísticas y amamos los libros de viajes.


martes, 14 de octubre de 2008

Condenado al fracaso


Dos amigas piensan en ponerse un negocio de ropa. Uno de los chicos, hace más de un año, dejó en impasse su pequeña empresa de productos sadomasoquistas/juguetes sexuales para el placer de la dama (y del caballero, claro) para dedicarse al diseño de indumentaria. Hace algunos días, en un intervalo, charlábamos sobre la posibilidad de hacernos remeras con la cara de nuestro pensador marxista preferido. Habría tipos de Benjamín, Adorno, Horkheimer, Williams, Brecht. Seguramente bonus de Foucault o de Barthes, aunque no entren especialmente en la categoría. La colección se llamaría: “Diseño Snob”.


lunes, 13 de octubre de 2008

Huella


Cuando viajamos, el presente no logra su plena realidad; es casi un pasado, casi una anécdota; por eso es nostálgico y también feliz.


Adolfo Bioy Casares


miércoles, 8 de octubre de 2008

Lectura Cobra

martes, 7 de octubre de 2008

lunes, 6 de octubre de 2008

Lo demas es agua que se evapora en el aire


Últimamente mis domingos son en extremo abúlicos. Salvo el día de la primavera en que salí un poco, me quedo todo el día en casa mirando películas, escribiendo, leyendo apuntes para la facultad. Hasta colgué las clases de manejo. En realidad no me preocupa demasiado este exceso de inacción que, por otro lado, me arranca ansiedad y culpa cuando se expande hacia los días de semana: tendría que estar trabajando más horas o estudiando, el odiado condicional, las posibilidades, los debiera. Hoy se me dio por una melomanía letal y me bajé una tonelada de discos que hace mucho tiempo tenía ganas de escuchar. Armé mentalmente una especie de grilla en la cual a cada día le corresponde uno o dos discos, para así llegar al próxima fin de semana con la sensación de haber terminado al menos algo, una idiotez, un pequeño placer auditivo. Del segundo disco de Gabo Ferro me sorprende primero el título (Todo lo sólido se desvanece en el aire), luego el texto que es la tapa misma. También, leyendo su biografía, descubrir que colgó su banda Porco allá por el 97 para estudiar el profesorado de historia: su tesis de doctorado se titula algo así como “Barbarie y civilización: sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas (1835-1852)”. Volviendo a su segunda placa, si mal no recuerdo “Todo lo sólido se desvanece en el aire” es una frase de Marx que Marshall Berman toma para uno de sus libros esenciales, en el cual trabaja, a través del Fausto, los mecanismos que dan comienzo a la Modernidad. Berman dirá que hasta lo sagrado es profanado y todo promete su derrumbe. Ferro toma esto para hablar, no ya de la crisis de lo conocido, sino de los tiempos de producción y, mucho más triste, de la mercantilización de la cultura. “No hay que confundir lo fundamental con lo accesorio…” escribe Gabo Ferro, pero solo como hipertexto, como contrapunto hidratante que descansa por encima o por debajo de sus canciones. Hay más de lo que en realidad hay. Eso. Además de cantautores folk (Ferro, Flopa, José Gonzales), por que el hombre no solo vive de música indie, tengo en mi lista semanal a Beck, a Paz Lenchantin, a Lou Red y al hermosísimo The madcap laughs de Syd Barrett.



jueves, 2 de octubre de 2008

Historias extraordinarias de Mariano Llinás


"Como es sabido, el Siglo XX ha sido testigo de un fenómeno extraño: Por primera vez, la idea de narración se ha visto divorciada de la idea de argumento. Contar algo ya no fue, necesariamente, contar una historia; el primitivo impulso de narrar se vio liberado definitivamente de ser una infantil serie de avatares y asombros y asumió como terreno de acción el Universo entero, aún en sus rincones menos memorables: Las distracciones, los olvidos, los equívocos, los lugares vacíos, los momentos en los que no pasa nada hicieron su fulgurante y orgulloso ingreso a la literatura y al cine. El argumento (que antes fuera la condición de posibilidad de todo relato) fue visto entonces como una veleidad de otros tiempos, como una mera coquetería ornamental. ¿Qué lugar ocupa entonces, en ese panorama escéptico, nuestra populosa novela cinematográfica? "

"Nuestro propósito, nuestro desmesurado propósito ha sido experimentar con los viejos dioses olvidados de la aventura y la intriga y, de algún modo, volverlos a la vida."

"Viajar no ha sido para nosotros un hecho psicológico sino eufóricamente físico. Una palabra inglesa (esas palabras de las que el castellano nunca ha sido capaz) define, según creo, el espíritu que ha gobernado la ejecución de este film: Wanderlust, la lujuria del vagabundeo, la avidez por el movimiento y la deriva. Esa ha sido nuestra única bandera: Demostrar y demostrarnos que la aventura y el riesgo son todavía territorios posibles para el cine. Que un film puede ser hecho en las rutas, y que ese infinito laberinto de rutas puede constituírlo."

Mariano Llinás


Historias extraordinarias puede verse los domingos de octubre en la sala del Malba, a las 18:30.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Método




Hace un tiempo que estoy practicando literatura (bah, párrafos que apenas se aproximan al formato cuento) a partir de imágenes. En general utilizo fotos de mi familia pero también otras que no necesariamente tienen que ver conmigo, es decir, fotos que me generan un pulso creativo, quizá con mi pasado o que entusiasman a ese órgano curioso que es la imaginación. Creo que es otra manera de la intertextualidad, en este caso visual. Sé que hay escritores que trabajan su propio ritmo a través de la música. Hace poco leí una nota que salió en la revista Llegás! en la cual Fernanda Nicolini comentaba el proyecto de cuatro poetas argentinos que estaban traduciendo canciones de Joy Division. Para esto, escuchaban los discos de la banda para sentir el flujo de la poesía de Ian Curtis. Ahí si, porqué estaríamos explorando los límites entre la canción y el verso, verificando hasta que punto un gran tema, una vez traspasado de un formato a otro, pude ser o no un buen poema. Sin contar el drama de la traducción o la búsqueda del ritmo interno o la estética misma. Ahí sí. El asunto es que tengo muchas ganas de ver los resultados. Pero conmigo eso no va: suelo corregir una y otra vez párrafos muy cortitos de texto, porque una de las cosas que me mueven es la estética de la prosa, el ritmo interno, esa especie de sonido mental (no me gusta leer en voz alta: odio mi propia voz y siento que eso desarticula el texto) sonido mental que se vería desfasado si escribiera bajo el influjo de una melodía cualquiera. Por eso las fotografías suelen brindar un interesante puntapié. Creo que esto comenzó a partir de un cruce de mails con Natalia Moret, quien me chusmeaba su idea - a partir de las posibilidades de un taller literario- de trabajar con películas, fotos y pinturas. Generar chispazos. Superar el bloqueo ante la nada. Estuve pensando también en pedirle a Maia que deje por un rato sus fotos de insectos para apresar las estaciones de ferrocarril que van desde Moreno a Caballito. Si es posible, el interior de los vagones, algunos detalles. Ojala que podamos hacerlo.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Dulce domingo

martes, 23 de septiembre de 2008

El pulmón vacilante


Entonces hago girar los paneles y aparece la voz de Lucas gritando que me apure. Mi cuerpo lo veo desde afuera, primero desde la posición de Lucas y después, como si yo fuera parte del metegol o un pedazo de suelo, me veo llegar desde abajo, un pie que hace sombra, que casi me pisa. Yo juego atrás y cada tanto meto unos bombazos bárbaros desde el palote despintado que hace de arquero. Mi táctica es poner a los cuatro defensores en degradé, permitiendo un tiro dificilísimo y colocando al arquero tapando el único espacio libre por donde podría meterse la pelota. Soy bueno jugando atrás. No me sobra técnica pero tengo mis mañas. Tampoco hablo mucho ni canchereo cuando ganamos...
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Sigue acá


viernes, 19 de septiembre de 2008

Primavera cordobesa

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Santa Teresita


Nos cubrimos de cremita solar

todos los poros

con un amor de madre que se esparce

desde la nariz hasta el pecho

todos los refugios ínfimos

cada felpa del cutis

para no caer

en orificios de leche.

martes, 16 de septiembre de 2008

Contratapa Universitaria


Alrededor de un año atrás comenzaron a llegarme boletines de la Facultad de Ciencias Sociales: noticias, decisiones del consejo, marchas, fechas de asamblea, talleres para el armado de tesis, congresos sobre periodismo y otras yerbas. En realidad, antes de comenzar con Letras, cursé dos materias de Ciencias de la comunicación: antropologia cultural e historia media social general. Lo que no explica, claro, de donde sacaron mi cuenta de mail. Lo que cuelgo abajo son las palabras de Pablo Alabarces , docente de Sociales:


(...)

"Doy clase en aulas espantosas, sin calefacción ni ventilación; los techos no se caen, pero pareciera que podrían hacerlo; no se pueden nombrar nuevos profesores, porque no les pagarían –todavía hay varios que no lo han conseguido jamás–; hemos armado un posgrado de lujo, entre gratis y muy barato, pero no recibimos un solo peso para solventarlo y así hacerlo gratuito, como es en Brasil, sin ir más lejos; los empleados administrativos ganan miserias y son muchos menos de los necesarios –y puedo afirmar, porque dirijo hace casi cinco años una oficina universitaria, que no se trata de ñoquis ni de nada por el estilo–. Los compañeros y compañeras que trabajan conmigo en la cátedra arañan los $600 mensuales, y se matan para dar clases espléndidas, dignas de admiración y respeto por sus estudiantes (que los adoran). Pero lo deben hacer muchas veces y en muchos lados, para así armar sueldos decentes.


Y a pesar de todo eso, la UBA sigue siendo la segunda o tercera universidad de América Latina y una de las más prestigiosas del mundo, la que produce un porcentaje abrumador de toda la ciencia argentina. Un verdadero milagro, que el esfuerzo de las sucesivas autoridades políticas por desfinanciarla no ha conseguido destruir. El milagro consiste en el orgullo tenaz de saberse parte de una tradición democrática inaudita: somos el único país del continente donde un hijo de las clases populares podía llegar a doctorarse en su universidad pública, gratuita y cogobernada. Una tradición democrática que tiene las dificultades propias de la lucha política –que la vuelven conflictiva, pero también más democrática que varias provincias sofocadas por el feudalismo–; y una tradición de autonomía que también garantiza que la producción científica sea minuciosamente independiente, solo deudora del rigor científico –pongámoslo así: ni le pedimos permiso a Clarín, ni le debemos pleitesía al PJ o a Macri–.

Con poca plata –las cifras necesarias son ridículas para el superávit fiscal y la recaudación impositiva– todos los problemas se resuelven. La movilización de docentes y estudiantes garantiza que nadie se la robe: será necesariamente plata bien usada. La pregunta del millón es, entonces, si la universidad pública, uno de los grandes orgullos de este país, le importa algo a este Gobierno. Y a toda la sociedad, que critica los paros y las marchas hasta que llega el día de la graduación de sus hijos e hijas. Ese día, entonces sí, se emocionan recordando al abuelo analfabeto.
"

Pablo Alabarces

lunes, 15 de septiembre de 2008

Pliegues desplegables


La pequeña edición de autor que en su versión definitiva estará, el próximo finde, en la feria del libro cordobesa. Gracias a Romina y a todo el aparato desplegable por la invitación!

viernes, 12 de septiembre de 2008

Downtown train




Descubrí la obra de Tom Waits a través de la película Cigarros, de Paul Auster. Este tema (uno de mis preferidos) matiza esa pequeñísima y casi olvidable escena en que William Hurt llega a la fiesta donde el personaje de Harvey Keitel bailotea con un vaso de cerveza en la mano. Impresionante, por otra parte, como se mueve Waits en este video.